«Venía a matarnos». Así de contundente se mostró ayer en el juicio la mujer que sobrevivió en Dénia al ataque con un subfusil por parte de su expareja, una agresión de la que el chico con el que ella había empezado a salir no pudo salvarse, ya que cayó fulminado al ser alcanzado por una ráfaga que su presunto asesino le disparó momentos antes con el arma de guerra. El acusado por estos hechos, Alain C., de 50 años de edad, reconoció ayer ser el autor de esta muerte y dice que fue en un momento de locura, aunque aseguró que nunca tuvo intención de matarla a ella. «Si hubiera querido hacerlo, lo habría hecho», aseguró ayer al tribunal que le juzgaba ayer en la Audiencia de Alicante.

La Fiscalía y las acusaciones particulares ejercidas por las dos víctimas piden penas que suman 43 años de prisión por un asesinato consumado, otro en grado de tentativa, tenencia de armas de guerra y vulneración de una orden de alejamiento. La defensa plantea que el acusado sufrió un arrebato que le nubló el juicio.

Los hechos ocurrieron la noche del 7 de junio de 2011 en la urbanización La Alhambra de Dénia, donde residía la a expareja del acusado. A pesar de que un juzgado de Benidorm había dictado una orden de alejamiento que le impedía acercarse a su exnovia, éste se presentó en el bungalow con un subfusil tipo UZI y una mochila que contenía cargadores, bridas y grilletes. Las acusaciones sostienen que primero acribilló al novio de ésta cuando regresaba de comprar unos helados. Una ráfaga de ocho disparos acabó con la vida del hombre de manera fulminante, sin que nadie se diera cuenta, puesto que el arma llevaba puesta un silenciador. Después, accedió a la vivienda tras echar la puerta abajo y trató de acuchillar a la que había sido su pareja, tras habérsele encasquillado el arma.

La mujer relató ayer al tribunal la desesperada lucha por tratar de salvar su vida en el interior del bungalow hasta que llegó la Policía, donde también se encontraban su hija y una amiga de la pequeña. «Vi cómo asomaba el subfusil por la puerta, cuando él estaba intentando entrar y me lancé a quitárselo», aseguró la mujer. Se inició un forcejeo, en el que el presunto agresor trató entonces de atacarla con un cuchillo. «El primero que cogió no se clavaba y se d0blaba por lo que las heridas eran superficiales. Luego cogió otro», relató la víctima entre lágrimas al tribunal. «Tenía dos dedos colgando y de un mordisco me había arrancado un trozo de la pierna. Había sangre por todas partes y no hacíamos más resbalar durante la pelea», continuó. En ese momento, llegó la Policía a la vivienda y «pude darles el subfusil por el agujero de la puerta». La mujer aseguró que perdió varias muelas de los puñetazos que sufrió en el ataque. «No puedo encontrar un trabajo porque soy camarera y me fallan los dedos, no puedo masticar y todavía me da miedo salir a la calle», aseguró. La víctima declaró protegida por una mampara ante el terror que tenía a su agresor.

El acusado reconoció el asesinato y trató de presentarse al tribunal como una víctima. «Ella era mi princesa, yo la saqué de la prostitución y las drogas y no entendía por qué quería hacerme tanto daño», aseguró al tribunal.Según dijo, él sólo fue a la casa para tratar de hablar con ella, aunque era consciente de que tenía una orden de alejamiento. Fue entonces cuando «vi llegar a él en mi coche». Al verle, le reconoció «como la persona que había estado diciendo mentiras contra mi en el juicio de Benidorm. Se me subió la sangre a la cabeza e hice una locura», aseveró. «Las primeras víctimas son los padres de este chico y yo lo siento mucho, pero yo soy una víctima también», dijo, a lo que añadió «¿qué queremos Justicia o venganza?». Cuando la Policía se lo llevaba del tribunal, dijo «lo siento» a la madre del fallecido.