Llegó acompañado de sus padres al hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y fue el facultativo que lo atendió el que dio la voz de alarma. El pasado 7 de enero llegaba al centro hospitalario un bebé de siete meses de edad que presentaba «distintas lesiones compatibles con episodios de malos tratos», según confirmaron ayer fuentes de la Policía Nacional de Murcia. Tras la valoración del médico, se procedió a activar el protocolo establecido para estos casos, por lo que la Policía Nacional recibió una llamada desde la Arrixaca, y envió a dos agentes que se personaron en el hospital.

Tras analizar los informes y entrevistarse con el médico, quien, sin ningún tipo de dudas, estableció que se trataba de un caso de malos tratos debido a las lesiones que presentaba el bebé (lesiones que no han sido detalladas por dichas fuentes), se procedió a la detención de los padres del menor, quienes al día siguiente pasaron a disposición judicial en un juzgado de Instrucción de la capital, acusados de un delito de lesiones en el ámbito familiar.

A partir de aquí el caso queda en manos judiciales, por lo que hasta que se aclare todo, lo habitual es que se quite la custodia del menor a los progenitores. Estos casos son más frecuentes de lo que se puede imaginar, ya que cuando hablamos de maltrato infantil, éste no tiene que responder únicamente a agresiones físicas. De hecho, la Convención de los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas en su Artículo 19, se refiere al maltrato infantil, como «toda violencia, perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquiera otra persona que le tenga a su cargo».

Ante estos casos, la consejería de Sanidad establece un protocolo que comienza cuando un médico o cualquier personal sanitario tiene sospechas de que está ante un episodio de maltrato. Así lo explica Fuensanta Sánchez, responsable del SMS de la Comisión Interinstitucional, quien mantiene que en ese momento el médico «cuenta con un documento en el que se le guía para que sepa cómo debe explorar al menor», entre otras pautas. Una vez que tiene elaborado el Protocolo de Sospecha de Maltrato al Menor, «debe llamar al trabajador social de su centro y en el caso de que no haya, se avisa a Trabajo Social del Ayuntamiento». A partir de ahí es el trabajador social el que gestiona todo (llamar a la Policía en caso de confirmación de sospecha), tal y como explica Fuensanta Sánchez.