La hermana del fallecido por un conductor kamikaze en Alzira (Valencia), Loreto Dolz, aseguró que la decisión del Gobierno de no anular el indulto concedido al conductor condenado a 13 años de prisión por el accidente registrado en 2003 en la AP-7, es «una equivocación que pesará sobre la espalda del ministro de Justicia (Alberto Ruiz Gallardón), toda la vida». Como ya publicó este diario, el conductor estuvo defendido en el juicio por el despacho de abogados donde trabaja el hijo del ministro, y el letrado que llevó la defensa era hermano de un exsecretario de Estado de Seguridad durante la era de Aznar.

Así lo aseveró Dolz ayer después de conocerse una respuesta parlamentaria en la que el Ejecutivo central aseguraba que no anulará el indulto, ya que acordó esa medida «basándose en la información penitenciaria, personal y familiar del condenado» y que la decisión era «irrrevocable». A este respecto, la hermana de la víctima aseguró que la familia «no espera nada del Gobierno», puesto que ya les quedó «claro» cuando el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, «respondió en sede parlamentaria y dijo que el kamikaze tenía epilepsia e hizo suyos los argumentos del conductor, pese a descartarse que fuera así».

Dolz señaló que «parece que se trate de una destrucción sucesiva de pruebas que hace que nos replanteemos el poder que tiene el kamikaze del accidente y quién está detrás», apuntó. Por ello, reconoció no tener «ningún tipo de confianza en el Gobierno», ya que sus actuaciones «son contrarias a las políticas de seguridad vial y al sentido común de las personas».

En esa misma línea, Dolz opinó que «se esta limpiando el expediente del kamikaze para que no se le pueda revocar el indulto», al tiempo que insistió en que no entiende «por qué el Gobierno no reconoce que se ha equivocado con la decisión». A la espera de la resolución por parte del Tribunal Supremo instancia a la que la familia ha recurrido para que se anule la medida de gracia, la hermana de la víctima se mostró «con confianza» y esperanza en que «no se vuelva a repetir una situación similar que causa desconcierto y alarma en la sociedad». «Las cosas no se pueden quedar así», recalcó Dolz, que resaltó que se trata de un acto que va «en contra de la conciencia de las personas». «Después de estar años peleando y ver todo lo que hay detrás, es una sensación de angustia, rabia y asco», reconoció.