El atestado elaborado por la Policía sobre el accidente ferroviario concluye que el maquinista Francisco José Garzón presionó todo el tiempo el pedal conocido como «hombre muerto», un dispositivo de seguridad que detiene automáticamente el tren en caso de que el conductor se desvanezca o se ausente de la cabina durante un período. Si el conductor de un ferrocarril deja de presionar este dispositivo, a los 27,5 segundos el tren se hubiera frenado. Pero, según fuentes de la investigación, el atestado recoge que el maquinista fue presionando todo el tiempo este pedal.

En su relato este domingo ante el juez, Francisco José Garzón, de 52 años de edad, asumió que cometió un fallo humano por un despiste al entrar a 190 kilómetros por hora en una curva limitada a 80 kilómetros por hora, según fuentes conocedoras del testimonio del conductor del convoy. Para su atestado, la Policía intentó recoger testimonio al otro maquinista que hizo el recorrido desde Madrid y que dio el relevo a Francisco José G.A. en Ourense, pero no logró localizarlo.

Decisión judicial compartida

La decisión judicial de puesta en libertad con cargos y medidas cautelares del maquinista fue avalada ayer por las principales asociaciones judiciales, que opinan que la prisión provisional no debe emplearse como «escarmiento» ni para adelantar la posible pena. Según la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) y Jueces para la Democracia (JpD), las medidas adoptadas por el juez de Santiago, Luis Aláez, son proporcionadas al caso y se ajustan a las directrices del Tribunal Constitucional. Las asociaciones recordaron los requisitos para la prisión provisional: riesgo de fuga, peligro de destrucción de pruebas y posibilidad de que se reitere el delito, lo que, en su opinión, no se da en el caso del conductor del Alvia.