La Audiencia ha condenado a quince años y diez meses de prisión al hombre acusado de abusar de la hija de su compañera sentimental en Elda, según confirmaron a este diario fuentes de la Fiscalía de Alicante. La sentencia absuelve a la madre de encubrir los hechos, que se enfrentaba a una pena de once años de prisión, al no haber quedado probado que conociera lo que estaba pasando en la casa. Los abusos empezaron cuando la pequeña tenía cuatro años y se descubrieron cuando estaba a punto de cumplir los quince por una denuncia del instituto donde estaba la joven.

El fallo impone al acusado quince años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales, a los que se suman diez meses de prisión más por un delito de conducción temeraria debido a la huida que protagonizó el acusado en su coche cuando la Policía fue a detenerlo a su casa, en la que circuló a elevada velocidad por varias calles del casco urbano llegando a saltarse semáforos en rojo. La sentencia estable además una orden de alejamiento del acusado de su víctima a la que no podrá acercarse durante un periodo de diez años, una vez que salga de prisión.

El fallo declara probado que los abusos comenzaron desde que la menor tenía cuatro años de edad. El padrastro aprovechaba los momentos que se quedaban a solas en la vivienda para realizarle tocamientos, hechos que fueron a más a medida que la pequeña creció. La tutela de la menor fue asumida por la Generalitat Valenciana y sufre numerosas secuelas psicológicas como consecuencia de estos hechos.

En septiembre de 2009, la madre de la menor sorprendió in fraganti a su pareja en el domicilio familiar agarrando por la espalda a la menor con el pene fuera. La sentencia recalca que la reacción de la madre fue propinar un bofetón a su compañero y echarle de casa. Sin embargo, meses más tarde le dejó volver y continuaron los abusos contra la joven. Los magistrados subrayan que la reacción de la madre en el primer episodio fue la correcta y que más allá de aquello, no hay pruebas de que conociera los abusos de los que era víctima su hija. La mujer dijo en el juicio que le dejó volver porque tanto él como la menor le dijeron que no pasaba nada. También la joven durante el juicio trató de exculpar a su madre de los hechos y dijo que quería volver con ella y que no la pasara nada.

A partir de septiembre de 2011, el acusado comenzó a dar pastillas para dormir a su víctima diciéndole que eran para adelgazar para tratar de reducir su resistencia. Los hechos fueron descubiertos en el instituto donde estudiaba la joven a raíz de que un día el acusado hubiera dado a ésta trece pastillas.

La principal prueba en la que se han basado los jueces para dictar la condena ha sido el testimonio de la propia víctima al que han dado total credibilidad, que recuerdan cómo espontáneamente y sin seguir un guión prefijado contó en el juicio cómo fueron los abusos. Unos hechos sobre los que le costaba hablar, llegando a iniciar su declaración por escrito. El acusado achacaba la denuncia a una invención de la menor. Los magistrados recuerdan que durante el juicio la joven llegó a testificar protegida por un biombo, llegando a reaccionar con terror cuando oía carraspear a su padrastro detrás.,