Cada tres días se destapa en alguna de las comisarías de la Policía Nacional en la provincia una denuncia falsa que suele acabar en detención por simulación de delito y estafa. En más del noventa por ciento de los casos se trata de falsos robos con violencia cuya finalidad es cobrar una indemnización de la compañía aseguradora. La Policía ha detectado en los últimos años un considerable aumento de denuncias falsas que coincide tanto con la crisis como con la generalización del uso de teléfonos móviles de elevado coste, que es, en opinión de los mandos policiales, la principal causa que lleva a los denunciantes a simular un robo con violencia para cobrar el seguro.

Durante el pasado año la Policía Nacional registró 132 simulaciones de delitos en las comisarías de Alicante, Elche, Benidorm, Orihuela, Elda, Alcoy y Dénia, lo que supuso un 53,4% más que en 2011, que fueron 86. Por esos casos fueron detenidas 87 personas en 2011 y en 2012 los arrestos se elevaron a 113 personas, además de imputar a otras 13 e identificar a seis más que no fueron localizadas. Probablemente habrá más robos falsos que se han denunciado, pero la Policía, pese a sus sospechas, no hallado indicios suficientes para imputar el delito a los denunciantes.

El riesgo de que una persona acabe en prisión por estafa y simulación de delito si es descubierto no parece haber frenado las intenciones de muchos ciudadanos que han visto en las denuncias falsas una salida a sus problemas económicos, por la pérdida o hurto de un teléfono, para justificar el gasto de dinero en una juerga o por cualquier otro motivo en el que se pueda lograr una indemnización de una compañía aseguradora.

También se han esclarecido simulaciones de delito que tienen otro trasfondo. Es el caso de varias agresiones sexuales denunciadas que causan alarma social y han obligado a la Policía a emplearse de lleno en la investigación para descubrir al final que eran simuladas. Llamar la atención de su pareja o justificar una relación extramarital han sido, en ocasiones, los motivos que han llevado a las mujeres a simular una violación.

El aumento de las simulaciones de delito descubiertas también se debe a la prioridad que da la Policía a la investigación de los robos con violencia para resolver tanto los casos reales como para descubrir a los estafadores.

Aunque la mayoría de implicados tienen la sangre fría y la naturalidad de explayarse en la Oficina de Denuncias, donde ofrecen todo tipo de detalles sobre los supuestos delincuentes que les han asaltado, hay ciudadanos que se derrumban allí mismo cuando los agentes le plantean varias preguntas y acaban confesando que se trata de una invención.

Las denuncias falsas de robos con violencia se refieren a tirones de bolso o carteras, atracos con navajas por la noche, en un cajero... Cuando se trata de falsos robos con violencia las personas que denuncian suelen decir que no han visto bien al asaltante, que iba encapuchado, que todo ha sido muy rápido o cualquier otra excusa, todo ello para tratar de salir del paso sin ser descubiertos.

El problema viene cuando los denunciantes pasan por alto detalles tan simples como llevar encima el teléfono móvil que supuestamente le habían robado y descubrirse el engaño cuando un agente llama al número y comienza a sonar allí mismo, como le ocurrió a una mujer en Alicante.

A otro denunciante le salió mal la jugada de la denuncia por robo en su vivienda de Alicante porque entre los efectos que incluyó como sustraídos figuraba un teléfono móvil. La Policía realizó indagaciones y localizó en la zona de Altea a una mujer que llevaba dicho teléfono. Tras entrevistarse con ella comprobaron que no lo había robado, sino que se lo había vendido la falsa víctima del robo en su casa.

Las inspecciones oculares de la Policía Científica son de vital importancia en estos casos de fraude por falsos robos en viviendas y comercios. Como ejemplo, el del propietario de una casa que denunció el robo de múltiples obras de arte y otros efectos de valor. La inspección de la casa desveló que una puerta arrancada había sido desencajada desde el interior y además allí solo figuraban las huellas dactilares del denunciante. Por si fuera poco, rompieron un cristal y se vio que la rotura se realizó desde dentro.

Quien tampoco tuvo mucho cuidado fue el dueño de un bar de Alicante que denunció que habían entrado a robar en su establecimiento. La Policía Científica acudió a realizar la inspección y nada más llegar sospecharon al ver la persiana cerrada y telarañas en los laterales. Preguntaron en el comercio contiguo e inocentemente le explicaron a los agentes que el día anterior vieron al dueño sacando jamones y otros efectos del bar. Caso resuelto, pensaron los policías.

Pese al aumento de este tipo de denuncias, la Policía seguirá advirtiendo a los ciudadanos para que se lo piensen dos veces antes de simular un delito.

Un año de cárcel por un simple móvil

El Código Penal contempla como castigo para los autores de denuncias falsas unos siete meses de prisión por la simulación de delito y otros cuatro meses de cárcel por la estafa en grado de tentativa, por lo que pueden enfrentarse a un año de prisión por jugársela denunciando el robo de un teléfono móvil, que son la mayoría de casos. La Policía ha alertado en varias ocasiones del peligro que conllevan estas denuncias. Las compañías de telefonía ofrecen la contratación de un seguro cuando venden un terminal. Dicho seguro no cubre el hurto al descuido, por lo que es frecuente que en los propios comercios de telefonía los empleados aconsejen a los compradores que si pierden el móvil acudan a Comisaría y presenten denuncia por robo con violencia para poder ser indemnizados. Un destacado mando de las Fuerzas de Seguridad de Alicante recibió hace unos años este mismo consejo, sin que lógicamente supiera la empleada quién era el comprador. En alguna ocasión se ha planteado, por parte de los investigadores, la detención de empleados de estas tiendas que han sido acusados por los detenidos por denuncias falsas.