Un preso barcelonés, convicto de homicidio, planeó desde una cárcel el secuestro del hijo de 11 años del lugarteniente de Rafael Rubén N. C., el presunto narco de Sagunt detenido junto con el resto de su organización en 2009 por supuestamente introducir en España 1.500 kilos de cocaína. Los Mossos d'Esquadra liberaron al pequeño en Barcelona a las 48 horas de su rapto y evitaron el pago de los cinco millones de euros que los captores exigían a la madre a cambio de no matarlo. El macabro plan incluía descuartizar al pequeño "si algo se torcía".

El preso que planeó el secuestro coincidió hace unos meses con el padre del niño, un narco colombiano que cumplía condena por tráfico de drogas. De las conversaciones mantenidas en la prisión de Picassent, dedujo la capacidad económica del padre y trazó el plan, para el que contó con otros tres delincuentes con antecedentes por delitos violentos, dos de los cuales ya han sido detenidos.

Además, supo por el padre que tenía varias deudas serias por asuntos de narcotráfico y que, por esa razón, temía ser deportado a Colombia, ya que se encuentra en España en situación irregular, mientras que su mujer y sus tres hijos sí están regularizados -los dos menores, de 7 y 3 años, incluso son españoles, ya que nacieron en Sagunt-. El cerebro del secuestro le habló entonces de que tenía unos conocidos en Barcelona que, como favor personal, podían conseguirle documentación legal a través de un supuesto policía corrupto.

Ese fue el señuelo para que la mujer del narcotraficante viajase a Barcelona el pasado 25 de septiembre con su hijo mayor, de 11 años, y con un primo mayor de edad, después de fijar la cita tras intercambiar varios faxes y correos con una supuesta "señora Vives". Una vez en la Ciudad Condal, acudieron al punto de encuentro: una gasolinera de la plaza Cerdà de Barcelona. La señora Vives convenció a la mujer de que subiera a un coche junto con el niño, mientras que el primo tuvo que quedarse en la estación de servicio.

Le inyectaron un tranquilizante

Los tres salieron de la ciudad y, al llegar a un municipio del Baix Llobregat que no ha trascendido, se dirigió a un descampado. Cuatro hombres encapuchados y armados con pistolas cogieron al niño, le inyectaron un tranquilizante, lo metieron en el maletero y huyeron.

La madre, desesperada, salió a la carretera y pudo parar a un camionero, a quien pidió que la llevase de nuevo a la plaza de Cerdà. Tras contar a su primo lo sucedido, acudieron a una comisaría de los Mossos d'Esquadra y denunciaron el secuestro.

Agentes de la unidad central de secuestros y extorsiones de la policía catalana rastrearon las inmediaciones y localizaron los primeros datos del vehículo de los captores. Además, contaban con una pista fundamental: la madre sabía que habían llegado a ella a través del preso que compartió celda con su marido. Eso, y las comunicaciones mantenidas con la madre exigiéndole el pago de los cinco millones si quería volver a ver con vida a su hijo, permitió a los investigadores centrar un piso en el número 6 de la calle Trajà, cerca de la plaza de Cerdà.

Atado de pies y manos

Al amanecer del día 27, dos días antes de que llegara el momento de pagar el rescate, la unidad de asalto de los Mossos, la GEI, accedió al piso, donde detuvieron a la mujer que vigilaba al niño y liberaron a éste. El pequeño, tal como muestra el video grabado por la policía catalana, estaba atado de pies y manos con bridas, sobre un camastro, vestido con un pantalón y una camisa. Desde su secuestro, le habían estado sedando constantemente con benzodiazepina, tanto inyectada como en pastillas que le administraban en los zumos.

El pequeño fue inmediatamente trasladado al Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, donde poco después pudo reunirse con su madre, con quien se fundió, entre lágrimas, en un largo abrazo.

Además de a la falsa "señora Vives" -en realidad, Marta C.V., de 46 años, responsable de vigilar al niño-, los agentes detuvieron a otro de los implicados, Guillermo F.M., de 36 años. Ambos son españoles y tienen antecedentes por robos.

Así mismo, han incriminado al cerebro del secuestro, actualmente preso en una cárcel barcelonesa, y buscan a los tres secuestradores que faltan por detener, uno de los cuales ya ha sido identificado.

El lugarteniente del saguntino que intentó comprar un batiscafo

El padre del niño secuestrado y liberado en Barcelona fue detenido en septiembre de 2009 en el marco de una operación de la policía nacional que, con el arresto de 29 personas, permitió desmantelar lo que en aquel momento se presentó como la más importante organización española de importación y distribución de cocaína a gran escala. El supuesto cabecilla era, según la policía y más tarde el juez, el saguntino Rafael Rubén N. C., entonces de 34 años, el único español capaz de negociar directamente la compra de grandes cargamentos de cocaína en Colombia y a los productores colombianos. Incluso, según la policía, surtía después a las todopoderosas redes gallegas, asumiendo una labor de intermediario desconocida hasta ese momento en un narcotraficante español. En su escalada dentro del negocio, incluso llegó a negociar la compra de un "narcosubmarino" para traer directamente la cocaína desde Suramérica, sin tener que pagar por su transporte en contenedores. Los detenidos en aquella operación están actualmente en libertad provisional, a la espera de juicio. El padre del niño, sin embargo, sigue en prisión, pero por otra causa. t.d.valencia