La Audiencia Provincial sentó ayer en el banquillo a quince personas de una presunta red que usaba tarjetas de crédito robadas o clonadas para hacer compras en comercios en Benidorm entre los años 2001 y 2002. Algunas de estas adquisiciones según el escrito de acusación eran ventas simuladas en las que estaban compinchados los propios comerciantes Se les imputa un delito continuado de estafa. Once de los veinte acusados admitieron ayer los hechos que se les imputaban y otros cuatro rechazaron las acusaciones y defendieron su inocencia.

Tres de los que rechazaron ayer la acusación, era el personal de una tienda de telefonía móvil en la que en el plazo de un mes se facturaron ocho millones de las antiguas pesetas, de las que se denegaron seis. El propietario dijo que era habitual que se rechazaran operaciones con tarjetas y que en esos años tuvieron ventas muy altas. También se hicieron compras en otros establecimientos por importes inferiores. En total resultaron perjudicadas 49 personas, de los que la mayoría cobró la indemnización del seguro. Los acusados que ayer admitieron los hechos podrían beneficiarse de una rebaja en la pena que se les pida, que podría ser de menos de dos años, por lo que no entrarían en prisión. Cuatro personas más no pudieron ser juzgadas ayer, dos por estar declaradas en rebeldía, otro por haber sido detenido en Benidorm este fin de semana y otro estaba en paradero desconocido.