El supuesto error de confundir unos huesos de niños -dientes de leche incluidos- con los de unos roedores ha caído como una jarro de agua fría en el entorno de la Policía Nacional y principalmente en los grupos de investigación, quienes basan sus pesquisas en informes y pruebas científicas que a todas luces dan por válidas. La búsqueda de Ruth y José, que podría haberse resuelto en apenas una semana con el hallazgo de los restos óseos en la finca de Las Quemadillas, se enquistó de tal forma que después de remover cielo y tierra, barrer el río Guadalquivir y desmontar la casa de los padres de Bretón en busca de un doble techo, ha sido un informe forense privado el que ha llevado el caso a estar a un paso de su resolución.

Por todo ello y para descartar totalmente que este error se hubiera podido cometer en otros casos cuya investigación sigue abierta, la Jefatura Superior de Policía de Canarias ha solicitado que se haga un nuevo análisis a los restos óseos que se hallaron el 19 de marzo de 2010 en un pozo de Jinámar (Gran Canaria) mientras se buscaba a la joven Sara Morales y que, en su momento, se atribuyeron a pequeñas aves.

En su día, se investigó si esos huesos podían guardar alguna relación con la desaparición de esa joven en Las Palmas de Gran Canaria o con la del niño Yéremi Vargas, desparecido en 2010 en Vecindario, pero al descartarse su origen humano no se continuó con esa hipótesis.

El sindicato mayoritario en la Policía, el SUP, aseguró que sería conveniente revisar los restos óseos del pozo Jinámar para infundir "tranquilidad" a las familias de Sara Morales y de Yéremi Vargas, que siguen desaparecidos. La delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, hizo un llamamiento a la prudencia al conocer esa petición del SUP, porque el hecho de que se haya cometido un error en un caso no implica que ese fallo se haya repetido en otros, alegó.