La Audiencia de Valencia ha comenzado a juzgar hoy a un funcionario de la cárcel de Picassent acusado de lesionar en 2006 a un preso que, según denunció éste, perdió un testículo debido a un golpe cuando ambos practicaban boxeo en el gimnasio del centro penitenciario.

En el juicio que acoge la Sección Quinta, el procesado ha reconocido que boxeó con el preso pero que se trató de un "simulacro de combate" en el que "no hubo contacto", aunque la víctima ha insistido en que el carcelero le dio un "rodillazo" en los testículos y le pidió que no le delatara.

La fiscal solicita para el funcionario, al que acusa de un delito de lesiones por imprudencia grave, dos años y medio de prisión y una indemnización al reo de 30.000 euros, mientras que la acusación particular eleva a cinco años la petición de condena y a 80.000 euros la indemnización, y la defensa reclama la absolución de su patrocinado.

Según califica el Ministerio Público, el 5 de septiembre de 2006, el acusado, funcionario del módulo 25 de la prisión ubicada en la localidad valenciana de Picassent, entró en el gimnasio de ese pabellón, donde se hallaba un grupo de internos practicando "boxeo o full contact"

En un momento determinado, el funcionario y un interno comenzaron un combate de boxeo, y éste recibió un golpe en los testículos.

Como consecuencia del golpe, sufrió rotura del teste derecho con hematocele acompañante, lesiones por las que estuvo convaleciente treinta días, cinco de ellos hospitalizado, y que le han dejado como secuela la pérdida de un testículo y una cicatriz en el escroto.

En la vista, el procesado ha explicado que aquél día entró en el gimnasio cuando estaba "haciendo ronda" por las instalaciones con otro funcionario y que se quedaron "un rato" allí con "30 o 40 presos", dos de ellos practicado boxeo.

Según ha relatado, comenzó a golpear un saco de boxeo que había en la sala porque le "gusta" este deporte, aunque lo que practica es "jiu jitsu", una disciplina parecida al judo.

Posteriormente, charló con los internos y convinieron en boxear pero en un "combate simulado, sin tocarse, haciendo el paripé", y que él aceptó porque "también forma parte del trabajo del funcionario tener buena relación con los presos y confraternizar".

"Boxeamos pero sin contacto. De repente, el interno se quejó, me preocupé por él y le facilité asistencia médica. No le di ningún golpe. Yo no", ha insistido, y ha dicho que le pudo lesionar "otra persona", pues el preso practicaba habitualmente boxeo, "incluso días después de los hechos", y había sufrido otras lesiones.

Además, ha explicado que ese día "el médico le revisó, le dio paracetamol y le mandó de vuelta", y ha añadido que la víctima le comentó luego que tenía "una tumoración en un testículo".

En su declaración, el preso ha indicado que fue el acusado el que le propuso boxear y que él lo hizo porque "en la cárcel hay que llevarse bien con los funcionarios".

"Era un combate sólo marcando golpes. No quería tocar a un funcionario y tener problemas. Empezamos bien y, como le esquivaba todo, se fue irritando hasta que me cogió y me dio un rodillazo", ha asegurado.

Según se ha excusado, en un primer momento declaró que el golpe se lo había dado "un compañero" de "manera accidental, jugando", porque así se lo pidió el acusado, quien, según ha afirmado, también le "amenazó" cuando recibió la denuncia por lesiones.

No obstante, estas explicaciones no han convencido a una defensa que cree que el interno miente y que, según ha sostenido, ha cambiado "varias veces" su declaración, como el hecho de que "entonces denuncie una patada y ahora un rodillazo, que no es lo mismo".

Un funcionario compañero del acusado ha testificado que el combate fue un "simulacro" en el que "no hubo golpes ni agarrón alguno", y que la víctima practicaba habitualmente boxeo y estaba "peleando con otro interno cuando ellos llegaron".

Este preso, ahora ya en libertad, ha dicho que vio cómo el procesado, "queriendo o no", dio a la víctima "con la rodilla en los testículos", aunque "luego le pidió disculpas".