El estudio, que recoge datos del INE, concluye que se ha consolidado un nuevo perfil de persona sin hogar debido al aumento de mujeres, jóvenes e inmigrantes.

Aun así, este tipo de exclusión social sigue teniendo rostro masculino, ya que los hombres son el 82,7 por ciento, mientras que las mujeres llegan al 17,3 por ciento.

En relación con la nacionalidad, los africanos forman el grupo principal entre los inmigrantes (43,6 por ciento); debido a la situación administrativa irregular en la que llegan a España, lo que los obliga a vivir de la caridad o clandestinamente, según explica el informe.

El 45,6 por ciento se aloja al margen de la red asistencial, en pisos ocupados, espacios públicos o "alojamientos de fortuna".

La gran mayoría había vivido con su familia antes (72 por ciento);, frente al 5,5 por ciento que ha frecuentado una institución de acogida y el 2,5 que ha convivido con otras personas.

La falta de dinero y la muerte de algún miembro de la familia son causas fundamentales que han dado origen a su situación.

Seis de cada diez indigentes carecen de acceso al sistema nacional de salud y la mitad de las personas que vive en la calle recibe una cobertura sanitaria deficiente, a pesar de que los "sin techo" padecen hasta 50 veces más enfermedades que el resto de la población.

Además, la esperanza media de vida de las personas sin hogar se reduce en 20 años y el 30 por ciento de ellas padece alguna dolencia mental.

Se calcula que en España más de 30.000 personas carecen de techo y unas 273.000 viven en infraviviendas.