La dueña del local, Sarah Desrosiers, de 32 años, cuyo salón se especializa en cortes "funky urbano", explicó al vespertino "Evening Standard" que había rechazado a Bushra Noah, de 19 años, porque cualquier peluquera que contratase debería mostrar su propio peinado como forma de atraer a los clientes.

Noah ha presentado una demanda de indemnización por más de 15.000 libras (21.600 euros); tras acusar a Desrosiers de haberla tratado con rudeza cuando la entrevistó en marzo y haberla rechazado para un trabajo que ella se sentía plenamente capaz de realizar sólo por llevar velo.

Desrosiers, que montó su propio negocio hace año y medio, se ha gastado ya más de 1.000 libras (1.440 euros); en su defensa legal, afirma que si pierde el juicio, se verá obligada a cerrar.

"Yo vendo imagen - es muy importante - y espero de una peluquera que exhiba su peinado porque es la forma de atraer a los clientes.

Si alguien llevase una gorra de béisbol o un sombrero de cowboy le diría que se lo quitasen en el trabajo", explica la dueña, citada por el vespertino.

Noah, por su parte, asegura que ha acudido sin éxito a veinticinco entrevistas para poder trabajar como peluquera y que si ha decidido demandar a Desrosiers es porque la ofendieron muy especialmente sus comentarios.

"Cuando hablé con ella por teléfono, me dijo que me pondría a prueba durante un día, pero cuando me presenté, me miró horrorizada, me preguntó si llevaba el velo todo el tiempo y me dijo que tenía que habérselo advertido por teléfono", señala.

Noah afirma que desde que estudiaba en secundaria quería ser peluquera y que "es triste" que no se le brinde esa posibilidad.

"Han arruinado mis ambiciones. Llevar velo es parte esencial de mis creencias (religiosas);", explica.

Desrosiers se queja, por su parte, de que la acusan casi de "racismo", algo que considera "totalmente injusto además de equivocado".

El tema del velo islámico ha dado lugar ya a varios incidentes en el Reino Unido, donde, sin embargo, es muy habitual ver que lo llevan desde empleadas de banca hasta cajeras de supermercado.

Así una abogada especializada en divorcios, Sophia Moussaoui, de 29 años, fue despedida por un bufete de abogados de la Iglesia de Inglaterra porque esa prenda religiosa les resultaba embarazosa.

También una maestra auxiliar de 24 años llamada Sisha Azmi perdió su trabajo en una escuela primaria de esa misma denominación religiosa tras negarse a quitarse el niqab, un velo que sólo deja ver los ojos, en las clases en las que estaba presente un profesor varón.

Azmi argumentó que era su deber de musulmana llevar el niqab en presencia de cualquier varón adulto con el que no tuviese ninguna relación sanguínea.