Las arcas del Tesoro argelino albergan en estos momentos según el director de la firma energética Sonatrach unos 98.000 millones de dólares, cifra que nunca fue alcanzada en toda la historia del país gracias a la curva ascendente de los precios del petróleo.

El crudo argelino "Sahara Blend", uno de los mejores y más cercanos a los importadores europeos, ya ha alcanzado los 100 dólares el barril, teniendo el cuenta el suplemento de precio de que se beneficia en relación a las referencias del Brent y el Texas intermedio.

Hace tiempo que esa bonanza petrolera tendría que haber repercutido en el nivel de vida de la población, y es de suponer que ello suceda a la larga, pero lo cierto es que hoy en día una minoría vive rodeada de lujo, y una gran mayoría ni siquiera puede comer carne una vez por semana, como declara el sindicalista Chuicha Kaddur.

Para este sindicalista "la obra destructora de la mundialización ha creado en Argelia un proceso de precariedad, desempleo y violencia social".

Mientras el Estado se enriquece, afirma por su parte el periodista Mohamed Benchicu, centenares de jóvenes no creen en él ni en sus dirigentes y se echan a la mar con riesgo de sus vidas para tratar de llegar a "El dorado europeo".

El 75 por ciento de la población está constituida por jóvenes con menos de 30 años, y en esa franja el desempleo alcanza las cotas más altas, superior a un 30 por ciento.

¿A dónde va a parar el dinero del petróleo? claman los argelinos sin poder ver la luz al final del túnel. La respuesta de los tecnócratas, insiste Kaddur, es que los recursos financieros se han colocado en el extranjero en bonos del Tesoro o en capitales destinados a la renta.

El Gobierno, siguiendo las instrucciones del presidente Abdelaziz Buteflika, ha puesto en marcha un ambicioso plan quinquenal que tiene como finalidad ofrecer una vivienda y un puesto de trabajo a todas las familias. Además llevará a cabo una modernización de las infraestructuras.

Las principales ciudades del país van a contar pronto con un tranvía y la poderosa firma energética Sonatrach va a gastarse en Orán 500 millones de dólares para construir un moderno centro de conferencias.

Pero tales aspectos no son los que pueden tranquilizar a los padres de familia numerosa que se tienen que empeñar muchas veces para dar de comer a su prole.

Si se le pregunta a una familia del popular barrio de Climat de France, en Argel, que clase de "cuscus" (el plato tradicional); come, dirá que se compone de sémola, guisantes y leche agria sin el asomo de la menor pizca de cordero, tal y como dijo a Efe Adel Abderraza, uno de los habitantes de esa barriada

La prensa se hace eco de los constantes suicidios de personas que tiran la toalla hastiadas de la miseria. El suicidio, condenado por el Islam, comenta el influyente diario "El Khabar", es una de las peores respuestas que da la sociedad al poder político.

Al lado de ese drama permanece la corrupción que gangrena al régimen y produce un efecto más negativo que el terrorismo que se considera residual, aunque todavía sigue dando coletazos.

Sin trabajo, sin viviendas y sin alicientes, la juventud argelina dice que no teme morir en la huida por el mar "porque ya me considero muerto", según narraba en ese rotativo uno de los muchachos que vio abortada su tentativa de emigrar ilegalmente hacia las costas españolas.

La gran batalla que todavía no ha ganado Buteflika, y no por falta de ganas, es la del fin de la pobreza de la población, en contraste con la vecina Túnez, un país sin grandes recursos energéticos pero cuya población vive infinitamente mejor que la argelina.

Es cierto que es más difícil mandar 30 millones de argelinos que 10 millones de tunecinos, pero ahora a Argelia le sobra el dinero "a espuertas"... y los compatriotas de Buteflika cada vez se impacientan más.

Kaddur asegura que hay en Argelia 15 millones de personas en paro y con niveles de pobreza según los cómputos internacionales, lo que significaría nada menos que casi la mitad de la población.

"La violencia integrista ha sido un concentrado de tragedias en un pasado reciente, pero hoy la 'violencia' es el malvivir de una franja de la población", añade este sindicalista.