El profesor inglés, afincado en EE.UU., Ken Robinson es el experto en educación más internacional, sobre todo desde que en el 2006 dio una conferencia TED, planteando si la escuela mata la creatividad, que sigue siendo la más vista en la red: lleva 47,5 millones de visionados y se estima que ha llegado a 350 millones de personas de 160 países. Robinson defiende una educación que rompa la rigidez de la mayoría de los sistemas educativos actuales.

Distinguido con el título de sir en su Inglaterra natal (nació en Liverpool en 1950), le consultan desde medio mundo. Le invitan a dar charlas sobre cómo mejorar la educación, y él seduce con el convencimiento con que habla, su buen humor y sus propuestas de formar a los niños y las niñas para que sean capaces de ser ellos mismos, felices y manejarse y manejar el complejo mundo actual y el más incierto que se augura. No defiende alambicadas teorías pedagógicas, pero sitúa a la educación en el centro de la sociedad.

Como sus asesorías y charlas, tienen también un gran eco sus libros (este otoño publica una nueva edición de Out of Our Minds, the Power of Being Creatives). Ahora trabaja en uno que saldrá en marzo del 2018, en principio titulado Tú, tu niño y la escuela. Robinson fue profesor de artes y autor de un importante informe para renovar la educación británica, aunque ya hace años que se mudó a Los Ángeles, desde donde ha contestado, por teléfono, la entrevista.

Ya hace 11 años de su viral charla TED, ¿qué ha cambiado en la educación desde entonces?

El año pasado pregunté a la gente en las redes sociales qué efectos había tenido en ellos y qué cambios creían que había habido. Tuve cientos de respuestas de quienes decían que había cambiado su forma de ver la escuela o su manera de enseñar. Eso en el mundo de la educación; también contestó gente que no pertenece a él y decía que le había supuesto pensar en sus retos o modificar su manera de pensar.

¿Los niños de hoy reciben mejor o peor educación que décadas atrás?

Depende de donde mire. Hay que tener en cuenta que el mundo donde hoy crecen los niños es muy diferente al de hace 20 o 30 años. Ha cambiado en muchos aspectos. Mucho, por efecto de la tecnología. Ha variado la manera como los niños se comunican y relacionan. Ha habido grandes cambios en las familias. También, los niños están más protegidos que antes en muchos aspectos; por ejemplo, estoy haciendo un proyecto con municipios ingleses sobre que los niños pasan muy poco tiempo jugando fuera de casa. Otro factor es que hoy, en todo el mundo, los niños están bajo una mayor presión en la educación.

Mucha gente afirma que se han perdido valores como el esfuerzo, la disciplina... ¿La educación actual no tiene valores?

El libro que escribo ahora va dirigido a los padres. La gente mira los problemas de la escuela; no en todos, pero hay centros con problemas de disciplina; los niños tienen actitudes diferentes de un par de generaciones atrás. Y es fácil culpar de los problemas a la escuela, pero muchos no se originan allí, sino que son fruto de la cultura general.

¿Cómo debería ser la educación? La primaria, la secundaria, la universidad...

Sobre todo en los primeros años, es muy importante que los niños tengan tiempo para construir relaciones entre ellos, para jugar y explorar el mundo, para su desarrollo físico, igual que el cognitivo y social. No hay que inventar un nuevo modelo de escuela. Sabemos desde hace tiempo cómo crear unas buenas condiciones para que los niños aprendan. En Europa hay centros en que los niños pequeños no se sientan en un pupitre y pasan el tiempo haciendo tareas para aprender a leer y escribir, lo que pueden hacer un poco más mayores. En los primeros años, el cerebro de los niños se desarrolla, y deben aprender cómo son los demás, a relacionarse, tienen una gran imaginación y deben poder desarrollarla, deben aprender a desenvolverse por su cuenta... Y hay sistemas que pretenden sentarlos y hacerles hacer determinado trabajo y evaluarlo, cosa que es ridícula.

¿Y en las siguientes etapas?

A medida que los niños crecen y se desarrollan debe haber un equilibrio. El ser humano tiene una gran curiosidad, por sí mismo, por los demás, por el mundo... Los niños aman aprender, el mejor ejemplo es cómo aprenden a hablar. Les gusta aprender, pero no siempre les gusta ser educados, y por ello tienen problemas a veces en la escuela. Aprender es natural, la educación es un programa organizado de aprendizaje; es un proceso intencionado en que indicas qué y cómo aprender, y la escuela es el lugar donde ocurre. Pensamos en la escuela de determinada manera, con mesas, armarios, en que se enseña determinadas materias... Pero la escuela no debe ser así, los niños no deben ser organizados por edad, el modelo de escuela de que hablamos todo el tiempo.

Así, ¿cómo imagina usted un aula dentro de 20 o 30 años?

No hay una sola manera de diseñar un aula o una escuela. He estado implicado en una campaña que anima a las escuelas y los profesores a no sentarse en una clase todo el día, sino a salir a aprender del entorno. A pensar que no sólo se aprende en clase con los alumnos sentados en pupitres. Hay colegios muy innovadores en esta línea. Las clases deben ser más flexibles de lo que en general son. Algunas formas de aprendizaje no exigen que estés sentado, concentrado, memorizando y haciendo trabajo académico tradicional.

La educación aplicada hasta ahora se antoja obsoleta, pero nadie sabe bien qué enseñar a los niños para su futuro. La música o la filosofía desaparecen de las aulas, todos quieren enseñar tecnología...

Sí, y creo que es terrible. Es importante que los niños aprendan ciencias, tecnología y matemáticas, por supuesto. Son importantes, pero igual lo es que aprendan sobre valores, arte (que es parte central de nuestra cultura), a hablar y debatir y a pensar de manera organizada (que es un poco lo que hace la filosofía). Es un gran error reducir el currículo escolar a sólo áreas de aprendizaje que los políticos crean que son útiles para el mundo laboral-económico. Muchas reformas educativas tienen detrás razones económicas; por eso los políticos están interesados en la educación: piensan en educar a la mano de obra laboral para que sea competitiva, pensando en el progreso y la innovación.

¿Qué opina de los rankings o de las pruebas PISA, que dicen que Corea del Sur o Finlandia ofrecen la mejor educación?

Finlandia es un buen ejemplo. Ambos países obtienen buenos resultados.

Pero son sistemas muy diferentes, ¿no?

Sí. Finlandia no se obsesiona con el propósito económico de la educación. Lo hace bien; las escuelas no examinan todo el rato ni compiten entre sí; la educación se focaliza en las elecciones de los estudiantes, hay menos trabajo académico. Corea del Sur tiene un sistema más enfocado a la evaluación y la competencia y provoca mayor estrés en los estudiantes. El éxito es a un coste más elevado. Hace poco me vi con autoridades educativas coreanas y están intentando reformar la educación para dar más protagonismo a la creatividad y los gustos personales. En China ocurre algo parecido.

¿Están, en general, mal pagados los docentes? ¿Por qué ya no se les aprecia ­socialmente como antes?

No es igual en todos los lugares. En Finlandia sí son respetados; es una profesión muy exigente y tiene un elevado estatus social. En los países asiáticos, Singapur, por ejemplo, es también una profesión respetada. Debería ser así siempre, pienso yo, pero es cierto que no es lo que ocurre en EE.UU. o en muchos países europeos. No creo que sea sólo una cuestión de sueldo, sino de respeto, del rol o las expectativas sobre la educación... Pero si queremos mejorarla, no lo conseguiremos sin apoyar la docencia como profesión.

¿Es partidario de los deberes?

No los veo necesarios. Pero no marcaría una línea de sí o no: depende de la escuela, el profesor, el niño... Para empezar, creo que los niños no ­duermen, en general, lo suficiente. Necesitan dormir bien, pero muchas veces van cansados a la escuela. Y cuando vuelven a casa, a hacer deberes... Las evidencias de sus beneficios son reducidas. Necesi­tan tener vida, ser niños. Pasa igual con los ­adultos. Si los niños no tienen tiempo para jugar, relajarse, desconectar, tampoco ­rendirán en la escuela. Es un error creer que la única ­manera de que los niños consigan logros en la escuela es con más trabajo en casa. Si hacen actividad física, se relajan o salen el fin de semana, estarán más comprometidos y tendrán mejores resultados. Trabajas mejor si tienes descanso, vacaciones... ¿no?

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