Unos 100.000 españoles se encontraban en 2016 en el umbral del "juego problemático", un 0,3 % de la población de entre 18 y 75 años, un año en el que el 81,9 % de la población participó en juegos de azar, que crecieron en todas sus categorías a excepción de las apuestas de la ONCE.

Además, el número de jugadores en línea se situó en 1,38 millones, 100.000 personas más que en 2015.

Son algunas conclusiones del VIII Informe "Percepción social sobre el juego de azar en España 2017", realizado por la Fundación Codere y la Universidad Carlos III de Madrid y presentado hoy.

Todas las categorías de juegos de azar que implican un gasto de dinero han crecido, menos las de la ONCE, registrándose el mayor incremento en el uso de máquinas tragaperras: el año pasado el 5,6 % de la población de entre 18 y 75 años arriesgó dinero en estas máquinas, el doble que en 2015.

En 2016 el 5,1 % se jugó dinero en locales de apuestas deportivas (frente al 3,8 % de 2015), el 6,4 % acudió a algún salón de juego (en 2015, el 4,9 %), el 9 % apostó en la quiniela (frente al 8,2 %) y el 6,8 % invirtió en un casino (frente al 6,3 % del año anterior).

El informe también destaca que creció el número de españoles que apostaron en Euromillones y loterías Primitivas: del 32,6 % de 2015 al 37,6 % de 2016.

Uno de los autores del estudio, José Antonio Gómez, ha indicado que en la segunda mitad de 2016 se ha evidenciado la recuperación del sector del juego, que fue uno de los primeros que se contrajo por la crisis.

Gómez ha explicado que son los juegos públicos de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) los preferidos por los españoles: en 2016, el 75,9 % jugó a la lotería de Navidad (frente al 73,9 % de 2015); y en enero de 2017, el 47,5 % apostó en el Niño (frente al 44,6 % de 2016 y al 41,9 % de 2015).

Mientras que el 21,1 % de los españoles mayores de 18 años declara no jugar nunca, el 21,4 % lo hace una vez a la semana, el 4,3 %, varias veces y el 0,7 % apuesta a diario.

Según el responsable del estudio, el juego de azar en España es "simplemente una alternativa de ocio más" y ha negado que exista "un problema social de adicción".

El estudio recoge que en 2016 había en España 100.000 personas en riesgo de perder el control sobre el juego, un 0,3 % de la población de entre 18 y 75 años de edad, un problema que afecta principalmente a hombres menores de 35 años. En 2015, la tasa era del 0,1 %.

España está al mismo nivel que Suecia en niveles de juego problemático y tiene una tasa inferior a la registrada en Alemania (0,4 %), Francia (0,5 %) y Reino Unido (0,7 %).

Gómez ha negado que el juego "online" genere adicción y ha incidido en que de él "se entra y se sale con absoluta facilidad".

De los 1,38 millones de jugadores en línea, casi el 95 % apuesta dinero y el 10 %, ha matizado Gómez, son usuarios "habituales". Alrededor de 170.000 personas se conectaron al menos una vez al mes durante 11 o 12 meses del año.

Según datos del informe, entre 27.000 y 95.000 jugadores en línea están "en zona de juego problemático'".

El perfil de este tipo de usuario, que sobre todo apuesta en deportes, es el de hombre menor de 35 años.

Por otra parte, el responsable del estudio ha aseverado que la crisis ha modificado el tipo de público que acude al bingo y a los casinos: ha aparecido un jugador más joven pero también más ocasional.