La llamada generación «Z», los nacidos ya en este siglo, están matando al ama de cría electrónica de sus padres. La televisión, que amamantó a los cuarentones de hoy en día y moldeó su imaginario colectivo, se está convirtiendo en un electrodoméstico «vintage» a los ojos de los adolescentes, que han emigrado a Youtube y a las plataformas de contenidos a través de Internet.

Los datos reflejan el cambio generacional. En 2011, los jóvenes de entre 18 y 24 años consumían 25 horas de televisión a la semana, según publica Visual Capitalism, un medio canadiense especializado en tendencias de mercado. Siete años después, el consumo televisivo de esta generación, los «millenials», no llega a las 14 horas semanales. El desplome es más estrepitoso cuando el análisis se centran en la generación Z: los menores de edad pasan menos de 1 hora diaria viendo la televisión tradicional. Eso sí, están entre 2 y 4 horas en Youtube.

¿Por qué esta monumental emigración infantil a Youtube? El semanal alemán Die Ziet apuntaba algunas de las numerosas causas de este cambio de tendencia en el consumo de contenidos audiovisuales. Lo primero. En Youtube no sólo se pueden ver contenidos, también pueden producirse y colgarse y percibir ingresos económicos por ellos. Ser «Youtuber» es el oficio soñado por millones de niños-adolescentes. El equivalente a ser torero en la España del Cordobés. Lo segundo: la pantalla del hombre de hoy es el smartphone, con el que los más jóvenes mantienen una íntima relación, casi de fusión corporal. Antes perder un brazo que el móvil. El teléfono con conexión permite acceder a cualquier contenido en cualquier momento y desde cualquier lugar. No hay que buscar una sala de estar, un sofá para resignarse ante la pantalla: «A ver qué ponen hoy». Hoy lo «pone» todo, se puede elegir. Los padres eran pasivos, los hijos hiperactivos. Dicen que cada generación tiene que «matar al padre» antes de tomar las riendas del mundo. Pero ésta ha empezado por matar a la gran niñera del siglo XX.