Inmersos en unas pesquisas maratonianas en busca de pruebas en el caso del crimen de la joven ingeniera Ana María Enjamio, los agentes de la Policía Nacional de Vigo han confiado gran parte de sus esfuerzos a la tecnología, a los datos que arrojen tanto el teléfono móvil del detenido, César Adrio Otero, como el de la víctima, que aún sin tenerlo físicamente permite obtener, previa solicitud a la compañía operadora con orden judicial como se hizo, datos sobre posicionamiento y tráfico de llamadas. Una parte de la investigación se ha centrado en reconstruir, a través de la triangulación de su terminal, la ruta del sospechoso la noche del crimen, buscando situarlo en el edificio de la fallecida a la hora en que ésta murió apuñalada. Y en la ajetreada jornada de ayer también se registró, con la presencia del arrestado, la casa en la que vivía en Candeán con sus padres en busca de pistas como el arma homicida o el móvil de la chica, elementos ambos desaparecidos. No trascendió si se hallaron evidencias importantes.

El detenido y Ana María eran compañeros de trabajo en la empresa de Porriño Cablerías Auto. Él, separado y con dos hijos, tuvo una relación sentimental con la joven, pero ella decidió ponerle fin. Los investigadores, que lo consideran el presunto autor del crimen, han trabajado sin descanso en las pesquisas.Y es que hoy se agota el plazo máximo de 72 horas de arresto. De hecho el presunto agresor, que desde su apresamiento guardó silencio acogiéndose a su derecho a no declarar, comparece esta mañana en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, cuya titular decretó el secreto de actuaciones. Ayer policías acudieron varias veces al tribunal fruto de las diligencias que se están realizando y salieron de allí con el mandamiento judicial para el registro practicado durante la tarde.

Tras solicitarlos a la operadora, los agentes ya podrían tener en sus manos los datos del movimiento que realizó la madrugada del sábado el teléfono del detenido -desde que César salió de la cena navideña de empresa a la que también asistió Ana María, que declinó marcharse con él-. Ello en función de las antenas repetidoras a las que se iba conectando el móvil. Teniendo físicamente el terminal también se podría acceder a un posicionamiento aún más exacto gracias al GPS. Y aunque el teléfono de la víctima no apareció, también se solicitó su triangulación: los agentes, al pedir los datos, buscaban saber asimismo su recorrido, si el móvil se cruzó con el del arrestado a la misma hora y en el mismo lugar y donde se pierde su señal.

El mutismo que pesó en estas últimas horas sobre las diligencias ha impedido saber si estas últimas pesquisas han arrojado resultados determinantes. Y si la investigación de los teléfonos tiene algo que ver con que ayer, a las cuatro de la tarde, César Adrio saliese tapado de comisaría en un vehículo policial para asistir a un registro a la casa en la que en los últimos tiempos vivía con sus padres en el barrio de Fonte Escura de Candeán. La misma que ya habría sido objeto de inspección el sábado, cuando aún no había sido formalmente detenido. El registro duró poco más de una hora y participaron agentes policiales, entre ellos de la Científica, el abogado del arrestado y un letrado de la Administración de Justicia. En el barrio se vivió algún momento de tensión por parte de personas próximas al detenido ante la presencia de periodistas.