La entrada en vigor este viernes del Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático supondrá para España asumir toda una serie de deberes pendientes, empezando por el desarrollo y aprobación de una ley que regule la reducción de emisiones y la transición hacia una economía baja en carbono.

La primera tarea pendiente, no obstante, es la propia ratificación del acuerdo, que entra en vigor sin que España lo haya suscrito a nivel país, un paso que, pese al consenso parlamentario que genera, no dio el Gobierno en funciones.

El instrumento de ratificación de España ha ido al primer Consejo de Ministros ordinario y será aprobado definitivamente por las Cortes para su entrega en la ONU a comienzos de 2017.

Aún así, España participará de pleno derecho en la definición de reglas del Acuerdo de París durante la Cumbre del Clima (COP22) que se celebra en Marraquech del 7 al 18 de noviembre, como parte de la UE que sí forma ya parte del acuerdo.

Al ratificar, España se comprometerá a una reducción de emisiones en los llamados sectores difusos (agricultura, transporte, residuos, gases fluorados y sector residencial) de un 26 % en 2030 respecto a los niveles de 2005, y de un 43 % en el sector industrial regulado por el mercado de carbono europeo (ETS, por sus siglas en inglés) europeo.

El objetivo en difusos casi triplica la meta actual asumida en el marco del Protocolo de Kioto: una disminución de gases del 10 % en 2020 respecto a 2005, y el del sector industrial lo duplica, pasando de un 21 % de reducción comprometida para 2020 al 43 % en 2030.

En una entrevista con Efe, la directora de la Oficina de Cambio Climático (OECC) del Gobierno, Valvanera Ulargui, sostiene que España está en la senda de cumplimiento de los difusos marcada por la UE para 2020, ya que las emisiones en estos sectores se redujeron algo más de un 0,4 % tanto en 2014 como en 2015 con respecto al año anterior.

Entre los principales responsables no industriales de las emisiones de España, están los gases del transporte (39 % ), la agricultura y la ganadería (22 %), el sector residencial (12 %), el de los residuos (6 %) o los gases fluorados, muy usados como refrigerantes (4 %).

Ulargui destaca la importante reducción de las emisiones de gases fluorados en 2015, un 37,6 % o lo que es lo mismo: seis millones de toneladas menos, que achaca al impuesto que grava su emisión desde el 1 de enero de 2014.

Previsiones poco prometedoras

Las previsiones no son tal halagüeñas en el sector energético e industrial que en 2014 incrementó sus emisiones un 1,7 % respecto al año anterior, y en 2015 un 10 %, que el Gobierno achaca a la caída en la producción hidráulica y renovable, y al mayor uso del carbón por la caída de sus precios.

Sectores difusos e industriales deben quedar regulados en la futura Ley de Cambio Climático.

"Deberá ser una ley transversal, con objetivos sectoriales, en la que se identifiquen las herramientas específicas para descarbonizar cada sector, y una norma a largo plazo ya que transformar la manera de producir y consumir no va ser cosa de tres o cuatro años", subraya Ulargui.

La nueva Ley de Cambio Climático "deberá dar orden a todas las medidas de lucha contra el cambio climático que actualmente hay sobre la mesa, así como proporcionar certeza jurídica a inversores, comunidades autónomas y ayuntamientos", agrega.

Además de reducir emisiones, España tendrá que tomar medidas para aumentar su capacidad de absorción de las mismas por mecanismos naturales, lo que implicará también grandes esfuerzos por parte del sector forestal y agrícola para poder contar con suelos en muy buen estado y a pleno rendimiento como sumideros de CO2.

Todo apunta a que la nueva Política Agraria Común (PAC) que se decidirá en 2017 subvencionará la agricultura que contribuya a la lucha contra el cambio climático, por lo que España deberá potenciar sus buenas prácticas para acceder a estas ayudas.

Según señala a Efe el diputado de Equo, Juan López de Uralde, esa futura ley debe incluir también la descarbonización del sistema eléctrico y una apuesta fuerte por las renovables, algo que, afirma, "no está en la agenda del Gobierno de Mariano Rajoy, que ha tomado decisiones tan negativas en esta materia como penalizar el autoconsumo solar o seguir subsidiando el carbón".