María José Abeng Ayang, madre biológica de Joan de 4 años que ha vivido tres años y medio con una familia de acogida preadoptiva en Sueca (Valencia), ha explicado en una carta abierta el proceso por el que perdió a su hijo y su lucha hasta que lo ha recuperado. En su carta, la joven nacida en Guinea pero residente en España desde los dos años, cuenta que vivió, desde los 11, en un centro de acogida bajo la tutela de Servicios Sociales del Principado de Asturias. A los 14 se quedó embarazada y «se me dijo que el niño iba a ser dado en adopción». María José narra que, para que no le quitaran al niño, llegó a marcharse a Guinea ayudada por un tío suyo, pero volvió por consejo del abogado que asesoraba a su madre. Sin embargo «me hicieron una cesárea, el día 4 de junio de 2012 y ni tan siquiera me dejaron ver a mi hijo... No me dejaron amamantarle, no me dejaron acariciarle, ni tenerle conmigo. Nadie me decía donde estaba, solo que le iban a dar en adopción». La joven asegura que «me programaron unas visitas un día a la semana durante una hora... A los seis meses me redujeron las visitas, a una hora al mes, y a los tres meses suspendieron todas las visitas».

Desde entonces, la joven ha recurrido para recuperar a su hijo pero «se dictaban sentencias en mi contra, por el único motivo que yo era menor, y estaba siendo tutelada». Frente a las críticas de los padres de acogida que han luchado para que no les quitaran al niño, la madre biológica asegura que «nunca he bebido, nunca he fumado, nunca me he drogado, ni nunca me han maltratado. Aquí está mi cuerpo para hacerme las pruebas que consideren». Con respecto a la falta de adaptación del niño en la entrega, María José señala que se estableció un calendario de visitas para que el niño se fuera acostumbrando a ella pero que la familia de acogida no llevó al pequeño. La madre asegura que Juan Francisco, como ella lo llama, se encuentra bien y tranquilo en Oviedo, y acusa a la familia de acogida de haber montado un «circo mediático» con el caso.

A Estrasburgo

Por su parte, la familia preadoptiva ha mostrado su intención de seguir luchando para recuperar al pequeño y de acudir al Constitucional e incluso al tribunal de Estrasburgo si el Supremo no atiende el recurso que han presentado. El padre de acogida, Alberto Bordes, también a través de una carta abierta, ha señalado que «Joan vino a Valencia cuando tenía sólo 18 meses y rápidamente se integró. Familia, amigos, colegio... entró en nuestras vidas para quedarse para siempre». Según asegura Bordes «llegó el día de ratificar el proceso de adopción de Joan, cosa que hicimos tanto nosotros como la madre biológica de forma voluntaria. Pero pasados unos meses, y bajo la influencia de una familia desestructurada, que tuvo hasta nueve intervenciones de la administración por episodios de malos tratos y violencia física, impugnaron su consentimiento a la adopción».