La presidenta del PPCV, Isabel Bonig, cerró ayer filas con Cañizares al asegurar que está en el ejercicio de su derecho cuando defiende el ideario y los principios y valores de la Iglesia católica. Pero Bonig fue más allá al defender su figura religiosa: «Predica la caridad cristiana», indicó Bonig, que añadió que ella misma había tenido ocasión de comprobarlo en «infinidad» de homilías a las que había asistido. Las polémicas declaraciones del cardenal sobre las mujeres y los homosexuales centraron parte de las preguntas de una rueda de prensa ofrecida por la presidenta del PPCV, quien evitó cualquier amago de reproche al religioso más allá de decir que no era adecuado que planteara una insumisión a la «leyes de género».

La postura de Bonig, una mujer que no esconde que es católica y de derechas, no es compartida por buena parte de un partido que aspira a la modernidad. El ala más liberal del partido estaba ayer quejoso al considerar que las palabras del cardenal no les beneficia y quedarse fuera de la condena derechiza las siglas. Bonig dejó claro ayer que el PP no participará en la reprobación en las Corts promovida por el resto de partidos: «Es increíble», aseguró. «Este es un país libre, donde la gente se expresa libremente», dijo. A quien no le guste, que no le escuche», añadió.

Mientras tanto, el movimiento feminista se está movilizando para dar una respuesta contundente a Cañizares. Ayer varias asociaciones de mujeres (entre ellas, las mujeres separadas y divorciadas; la Federació de Dones Progressistes, etc) se reunieron para acordar acciones de protesta. De momento, condenaron las palabras de Cañizares por considerarlas ofensivas y un atentado a los derechos fundamentales. Las feministas acusaron a Cañizares de defender una idea de mujer sumisa y anclada a la defensa de la familia patriarcal. «¿A qué leyes se opone? ¿A las que protegen a las mujeres del maltrato?», se preguntó Amalia Alba.