Las personas que sufrieron "bullying" en su etapa escolar y no solucionaron esta situación tienen un 15 % más de probabilidades de sufrir traumas en la edad adulta que el común de la población, por lo que los expertos insisten, ante la llegada del nuevo curso, en la necesidad de detectar a tiempo el problema.

El director de programas de la Fundación Anar de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, Benjamín Ballesteros, explica a Efe que el acoso escolar se tiene que tratar desde el momento en el que se detecta "porque las secuelas psicológicas a largo plazo pueden ser muy importantes".

Ballesteros asegura que algunas de estas secuelas son la pérdida de confianza en sí mismos, sentimientos de soledad, ansiedad y tristeza, lo que dificultará "todos los órdenes de su vida".

"Es algo que se les queda en la cabeza", señala a Efe la presidenta de la Asociación Contra el Acoso Escolar (ACAE), Encarna García, quien indica que esta situación les lleva a "ver siempre enemigos al lado y a desconfiar de todo lo que les rodea".

Secuelas en el futuro

Mientras tanto, el coordinador de la Asociación SOS-Bullying, Ferrán Barri, comenta que aquellos que sufrieron de pequeños acoso escolar y no lo solucionaron, de adultos son muy inseguros y "les cuesta mantener relaciones de cualquier tipo".

Por ello, "les cuesta mucho encontrar pareja y mantener un puesto de trabajo estable" y, de hecho, apunta que "muchos de los parados de larga duración, cuando no había crisis, eran personas que habían sufrido acoso en su vida juvenil".

Este psicólogo y profesor de instituto manifiesta que incluso "tienen más probabilidades de desarrollar dependencias al alcohol y a las drogas" y que sus hijos suelen sufrir también acoso escolar.

¿Cómo detectar que se está sufriendo "bullying"? Los expertos dicen que a veces es complicado saberlo porque las víctimas "callan mucho tiempo" y ocultan la situación a sus padres y profesores.

Síntomas para reconocer el "bullying"

Ballesteros enumera una serie de síntomas que pueden ayudar a los padres a saber si su hijo está sufriendo esta situación, especialmente ante el inicio del nuevo curso: si está más triste de lo normal por volver al colegio, tiene ansiedad, duerme mal, se niega a ir a clase, le falta material escolar, tiene un cambio de actitud y está más introvertido o pierde interés por las cosas.

Si un niño o adolescente presenta estos síntomas no es seguro que esté sufriendo acoso, pero el psicólogo subraya que hay que poner atención "porque algo pasa".

Barri recomienda a los padres que, si lo han detectado, hagan ver al niño que "es una cosa que no sólo le pasa a él y que tiene solución" y, posteriormente, lo pongan en conocimiento del centro escolar.

El colegio debe activar protocolos para investigar qué es lo que está pasando, controlar a las personas presuntamente implicadas y vigilar cualquier espacio en el que se puedan producir estas situaciones, como en vestuarios, cambios de aula o rincones del patio.

Ballesteros destaca que los centros tienen que actuar activamente "y no mirar para otro lado", y recomienda a los equipos directivos que se asesoren en los centros de atención al profesorado.

"Mientras sigamos escuchando frases como 'lo mejor es que lo saques de este colegio', mal va todo. Deben actuar de manera inmediata, no mirar hacia otro lado", insiste la presidenta de ACAE.

Personas diana

Respecto a las "personas diana", aquellas que son más susceptibles de sufrir acoso escolar, Barri explica que aquellos que son homosexuales o que lo parecen lo sufren "casi cuatro veces más que el general de la población".

"Es un colectivo que muchas veces es incomprendido en algunos sectores y hay un rechazo total por parte de compañeros", apunta.

Sin embargo, Encarna García considera que el acoso a niños por ser homosexuales "ha existido siempre, no ha subido", y habla de aumento del "bullying" de niñas hacia niñas fomentado por la envidia, algo que "entre los chicos no existe tanto".

El director de programas de la Fundación Anar cree que la homosexualidad está siendo cada vez más aceptada y explica que las víctimas son normalmente personas "inseguras, con baja autoestima y con déficit de habilidades sociales".