Todos somos débiles ante el pecado; la respuesta de la Iglesia solo puede ser el perdón. Perdón y misericordia. El obispo de Mallorca dio vueltas ayer a este mensaje en la Seu, en lo que pareció un acto de contrición del propio Javier Salinas ante los fieles. La Iglesia no debe "juzgar" ni "acusar", sino actuar con "ternura" hacia el pecador, abogó el prelado, palabras clave en alguien en el punto de mira ahora de la jerarquía eclesiástica.

Compungido y algo nervioso a la hora de leer, el obispo presidió la misa de la Inmaculada Concepción de las 10,30 horas en la catedral de Mallorca, que suscitó una expectación mediática insólita tratándose de una celebración puramente religiosa. Una paloma que se había quedado encerrada en el templo sobrevoló varias veces el presbiterio -correteó también por los pies de Salinas- liberando el ambiente algo denso en la nave.

Salinas no hizo ninguna referencia directa al episodio que le ha puesto en tela de juicio ante el Vaticano. Sí lo hizo subliminalmente: "La Iglesia está llena de pecadores y santos", recalcó el prelado, haciendo un llamamiento a "mirar al otro no simplemente para decirle ´no lo haces bien´, ´no actúas bien´," y a cambiar este discurso de reproches por otro más fraternal, interpelando al pecador "¿cómo te encuentras? Voy a acompañarte".

A lo largo de toda su homilía Salinas apeló constantemente a la misericordia y a la necesidad de que la Iglesia se ponga del lado del que peca y le acompañe en su pesar, en lugar de señalarle con el dedo. El máximo responsable de la Iglesia de Mallorca está siendo investigado internamente por el Vaticano para esclarecer si ha tenido una conducta contraria a sus votos sacerdotales y en consecuencia a la doctrina de la institución. Pese a encuadrarse el mal y el pecado en la temática eucarística del día, las constantes apelaciones del obispo a una Iglesia misericordiosa con el cristiano que yerra por el camino solo pueden interpretarse como una alusión a la delicada situación por la que atraviesa en su cargo.

El inicio del año jubilar de la misericordia, las palabras de Salinas deslizaron entre líneas el actual sentimiento del obispo: es de personas equivocarse, y la Iglesia debe ser comprensiva. "El pecado es una obra humana, tiene un límite; la misericordia de Dios no tiene límite", manifestó desde el púlpito. "El mal forma parte de la condición del hombre", escribió asimismo en su blog.

Ante una escasa presencia de feligreses, monseñor Salinas reivindicó la apertura que supuso para la Iglesia romana el Concilio Vaticano II, al conmemorarse el cincuenta aniversario de su conclusión: celebró el "derribo de muros" que supuso esa cita, y el portazo a una Iglesia "de la disciplina" y "la acusación" a otra más comprensiva con "las debilidades". A una Iglesia "de la ternura, del acercamiento al otro". En este punto, emplazó el obispo, "hay que apartar la tentación de juzgar a los demás; y hace falta misericordia", volvió a repetir. Otro mensaje velado a su situación de investigado ante la Santa Sede.

Opiniones entre el clero

El impacto que han provocado entre el clero mallorquín las indagaciones de la Santa Sede sobre el vínculo de Salinas con una integrante de su equipo fue ayer mayúsculo. Los sacerdotes están divididos entre los que opinan categóricamente que "este pontificado ya está acabado", y los partidarios de que el prelado dé la cara y se defienda. Estos últimos admiten a su vez que al margen de las conclusiones a las que llegue Roma, el liderazgo de Salinas ha quedado "muy tocado", y su autoridad en entredicho.