El día de hoy será decisivo para el futuro de Andrea, la niña cuyos padres solicitan su muerte digna con el fin de que cese el sufrimiento que le provoca su enfermedad. Dolencia prolongada, según sus progenitores-, a causa de la terapia suministrada en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS). La clave de la jornada no estará en el centro sanitario sino en los juzgados. El magistrado responsable del número 6 de primera instancia de Compostela ha convocado a la familia de la niña y a responsables del hospital, ambos con sus respectivos letrados.

Se espera que sea una semana decisiva para el futuro de la pequeña. Del encuentro de hoy, el juez obtendrá más datos para dirimir en el caso. Estos se sumarán a los que solicitó la pasada semana y entre los que figuran el historial clínico completo de Andrea así como un reconocimiento forense. Tampoco hay que pasar por alto que el magistrado ya visitó a la enferma la pasada semana en compañía de familiares y facultativos.

Este lunes, Antonio Lago, padre de Andrea, ha abogado por "dejar trabajar al juez" que se ha hecho cargo del caso. En declaraciones a los medios a su llegada a los juzgados de Santiago, sobre las 12.20 horas, acompañado de un abogado, Antonio Lago ha manifestado únicamente: "Vamos a dejar trabajar al juez".

Escuchadas ambas partes y visitada la convaleciente, el juez deberá decidir -con la ley en la mano- si atiende a la petición de los progenitores. Estos han entregado una "solicitud de jurisdicción voluntaria en materia de familia" con el fin de que, si es concedida, lograr la retirada del soporte vital que suministra líquidos y nutrientes al estómago la niña de Noia (A Coruña).

No obstante, la resolución no llegará de forma inmediata. Fuentes consultadas por este diario apuntan a que no se demorará más de diez días. Sin embargo, en el complejo mundo judicial nunca hay certeza de que los plazos se puedan cumplir.

El fin de la solicitud de los padres entregada en el juzgado es que se suspenda el tratamiento médico debido "a la extrema gravedad de la situación clínica y absoluta irreversibilidad de la situación médica", según apuntó el letrado de los progenitores de Andrea.

A su favor, los padres disponen de un informe del comité de ética sistencia (formado por médicos). En el mismo, se recogía que "la continuación del tratamiento aplicado a la niña supone un encarnizamiento innecesario para el estado clínico de la paciente" en el momento actual.

Este informe no ha sido tenido en cuenta por el equipo de Pediatría del CHUS cuyo responsable es el pediatra e investigador José María Martinón. El equipo considera que el tratamiento no debe ser paralizado de momento. Es más, el complejo hospitalario recalca que "retirarle el soporte alimenticio podría suponer un delito".

Sobre este punto, el presidente de la Sociedad de Pediatría de Galicia, José Ramón Lorenzo, indicó recientemente que "es una relación y decisión compartida entre los padres, los médicos y el Comité bioético. Si, realmente, se crea una diferencia de criterio considerable debe de intervenir el juez. (...) Cada profesional tiene su ética profesional pero también la personal así como sus condicionantes religiosos".

Andrea sufre una patología rara y neurodegenerativa sin nombre ya que, hasta ahora, los médicos no han conseguido cuál es.

Actualmente, según sus padres, se encuentra en fase terminal e irreversible. Su madre señala que "aún nos reconoce y podemos comunicarnos pero sabemos que está sufriendo".

Añade que solo se comunica de forma gestual ya que nunca llegó a hablar ni a mover las manos para comunicarse mediante lenguaje de signos. En caso de empeorar su salud, no se le practicaría una reanimación.