El suceso duró unos pocos segundos, pero Jason Gilbert fue consciente del peligro al que se enfrentaba cuando fue embestido por el animal. Olivito, un toro de 596 kilogramos fue el responsable del susto que vivió el joven de 25 años que ahora se alegra de que los daños no fueran mayores.

"Yo sabía que estaba en problemas, él me estaba mirando fijamente. Sabía que tenía que salir de allí y que estaba en un mal lugar. No vi a nadie a mi alrededor, únicamente al toro viniendo hacia mí", asegura el joven australiano.

Gilbert, que es el protagonista de la más sangrienta escena dada en la popular fiesta de San Fermín este año, se recupera actualmente de una cirugía llevada a cabo en el lado izquierdo de su torso. Los daños sufridos por el joven fueron una costilla rota, un pulmón perforado y un importante desgarro a lo largo de su muslo, lo que le ha traído consigo tener que pasar horas en el quirófano.

El australiano se siente agraciado por sobrevivir al ataque, que según aseguran sus médicos, hubiese sido fatal de haberse alejado un par de centímetros de la zona afectada.

El tradicional San Fermín se ha convertido en un rito para los jóvenes australianos, siendo al menos tres los heridos en el pasado festival.