Parece que hay hobbies de herencia familiar que pueden llevarse en la sangre. Es lo que nos quiere hacer creer este pequeño de dos años, que criado en una familia de skaters, comenzó a subirse a un patín cuando aún apenas tenía medio año de vida.

Aún en pañales, es capaz de deslizarse con soltura sobre la tabla, subiendo y bajando bordillos y manejando el skate a su antojo. Algo que parece increíble para un pequeño de 2 años, pero una vez más, la capacidad de aprendizaje de los bebés vuelve a ser motivo de asombro.

Todavía no sabe ir al baño solo, pero si puede recorrer las calles sobre un patin sin caerse. Quien sabe si este pequeño en un futuro se convierte en el nuevo Tony Hawk.