En España, se producen de manera estable unos 130.000 divorcios al año, de forma que medio millar de personas al día pasan a ser divorciados.

En una entrevista con Efe, el presidente de la Asociación Nacional de Abogados Matrimonialistas, César Tomás Martín, aporta estos datos con motivo de la publicación de su libro "Cómo ganar tu divorcio", por EuroEditions.

La obra trata de forma divulgativa la cadena de acontecimientos que se producen cuando un matrimonio entra en crisis y el divorcio o la separación asoman por la ventana del hogar familiar.

El texto ofrece "soluciones" para afrontar los problemas de la crisis de pareja o la ruptura matrimonial, expone casos reales de personas que han llegado a situaciones "límite" durante un proceso de divorcio y reseña unas notas legales sobre la materia.

Todo comienza cuando uno de los cónyuges toma en su fuero interno la decisión de divorciarse y hace público el anuncio: "Quiero divorciarme".

A partir de ese momento, los cónyuges pueden negociar los "papeles del divorcio" (el convenio regulador) y, cuando no hay posibilidad de alcanzar un acuerdo, acaban delante de un tribunal de Justicia para que un juez determine las condiciones de la disolución del matrimonio.

En muchas ocasiones, señala el autor, este proceso que tiene "un contenido material y económico" se convierte en "un tumulto de emociones" contaminado por el rencor, el desamor, la culpa, los celos o el odio visceral y marcado por los conflictos.

Por ello, el abogado aconseja que hay actuar con "mano izquierda", intentar aparcar los sentimientos y las emociones y negociar las condiciones económicas con "racionalidad y generosidad" para encontrar soluciones de manera rápida y eficaz.

Durante un divorcio conflictivo, se plantea quién se queda con la vivienda que sirvió de hogar familiar, se produce la "batalla" por la custodia de los hijos, se negocia la pensión de alimentos y el régimen de visitas de los menores cuando uno de los padres tiene la custodia exclusiva y se liquidan los bienes comunes.

A veces, apunta el letrado, un divorcio pone fin a un matrimonio y abre el camino a una nueva forma de vida en la que las personas que en su día habían decidido compartir el resto de sus días acaban denunciándose en comisarías y tribunales y convirtiéndose en "enemigos vitalicios" inmersos en "una verdadera batalla campal".

El autor sostiene que el divorcio puede ser "una ventana de aire puro" y "una vía de escape" para los matrimonios que llegan a marchitarse y convierten a los cónyuges en individuos infelices en una relación de pareja que no satisface sus necesidades o ambiciones personales o supone "una auténtica tortura".

El divorcio genera "tensión y conflicto" porque "siempre hay intereses contrapuestos entre los excónyuges y eso hace que siempre alguien gane, aunque lo óptimo sería que ganen los dos y, especialmente, los hijos", resalta.

"No siempre recomiendo el divorcio como solución", asegura César Tomás Martín, quien sostiene que, a veces, es "inviable" por la imposibilidad de hacer frente a los gastos de las unidades familiares en una economía competitiva o por la ruptura psicológica que puede provocar desequilibrios y desajustes en el desarrollo de los hijos menores.

Con la crisis económica y financiera, han aumentado las parejas de hecho y han cambiado las formas de divorciarse, puesto que los mutuos acuerdos y los convenios de divorcio han crecido de manera exponencial en detrimento de las rupturas matrimoniales que acaban en los tribunales.

Un proceso de divorcio en España dura una media de cuatro meses y tiene un coste de entre 1.000 euros, si es de mutuo acuerdo, y 3.000 euros, en el supuesto de un procedimiento judicial.

La edad media de los divorciados se mantiene estable, entre los 42 y los 44 años, y la duración media de un matrimonio en España es de unos quince años.

El divorcio no tiene "clases", puesto que se divorcian las personas sin estudios y universitarias, con rentas básicas y con alto poder adquisitivo.

Las comunidades autónomas con una mayor tasa de rupturas matrimoniales son Cataluña y Canarias y la Ciudad Autónoma de Ceuta, mientras que el menor número de disoluciones se da en Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha.

En España, ya hay casi dos millones de personas separadas o divorciadas, cifra que ha experimentado un crecimiento de casi un 500 por ciento en las dos últimas décadas.