La doctora Elizabeth Loftus es Profesora Distinguida de la Universidad Irving de California. Se licenció con los más altos honores en Matemáticas y Psicología y obtuvo sendos títulos de master y doctorado en psicología en la Universidad de Stanford. Lleva años investigando en un laboratorio de memoria con el fin de averiguar cómo creamos falsos recuerdos y de qué manera influyen en nuestro comportamiento.

M.M. Elizabeth, eres una eminencia en relación a cómo las personas creamos recuerdos falsos, y la verdad es que, viendo tu trabajo, me da la impresión de que no nos podemos fiar ni de nosotros mismos.

E.L. Bueno, eso es lo que he estado estudiando durante las últimas décadas: Cómo la gente llega a creer y recordar cosas que nunca les han pasado, o cómo creen que las cosas sucedieron de una forma diferente a la que realmente sucedieron. He hecho muchos experimentos diseñados para explorar el proceso mediante el cual las personas desarrollan memorias distorsionadas o totalmente falsas.

M.M. Sospecho que esto puede desencadenar consecuencias más allá de la simple riña entre una pareja en desacuerdo sobre lo que recuerdan del día en que se conocieron.

E.L. Sí, una de las cosas que hemos aprendido sobre la importancia de la memoria es que hay muchos individuos en nuestra sociedad que han sido encarcelados por crímenes que no cometieron. En Estados Unidos un proyecto recopiló más de 300 casos de personas que habían sido encarcelados por error. La gente se pasó 5, 10, 15 e incluso 20 años en prisión, hasta que el ADN reveló que eran inocentes. Cuando esos casos fueron analizados, se descubrió que la principal causa de equívoco fue la memoria defectuosa, el testimonio defectuoso de los testigos.

M.M. ¿Y se puede hacer algo para recuperar los recuerdos reales o es imposible?

E.L. Bueno, hay cosas que puedes hacer en el caso de los testigos para minimizar el riesgo de que vayan a desarrollar falsos recuerdos, cosas que los científicos han demostrado que funcionan a la hora de incrementar la exactitud de la memoria. Así que por ejemplo, una de las técnicas es separar a los testigos y entrevistarlos de forma individual para que no se contaminen los unos a los otros con sus historias. "Puedes insertar a alguien el recuerdo falso de que se emborrachó bebiendo vodka y lo pasó muy mal, y pierde el interés en el vodka"

M.M. He leído en alguno de tus artículos que los terapeutas también pueden confundirnos y activar este proceso de creación de falsos recuerdos. ¿Esto es peligroso?

E.L. Desde luego que sí. A principios de los 90 la psicoterapia experimentó un boom. Iba mucha gente con problemas de depresión, trastornos de alimentación, ansiedad; y resulta que empezaban a sacar a la luz una serie de recuerdos horribles de abuso sexual, o de rituales satánicos, a veces de otras cosas extrañísimas. Así que empecé a preguntarme por qué pasaba esto en la psicoterapia, que la gente empezaba a rescatar recuerdos que supuestamente habían estado reprimidos.

M.M. Vaya

E.L. Sí, con técnicas de imaginación guiada, hipnosis... Nos dimos cuenta de que estaban conduciéndoles hacia la creación de falsos recuerdos utilizando estas técnicas. Así que empecé a hablar abiertamente de este problema y a intentar alertar a la gente de los peligros de usar psicoterapia de alta sugestión y advertirles sobre los daños que podía ocasionarles esto.

M.M. Elizabeth, si esto nos puede pasar con tanta facilidad a los adultos, me imagino que a los niños mucho más.

E.L. Es un tema preocupante. Los niños pequeños son más sugestivos que otros niños un poco más mayores y adultos. Si les preguntas en tono sugestivo, te encuentras a un montón de niños que te salen con los cuentos más bizarros... ¡Es muchísimo más fácil contaminar sus memorias! Así que con ellos hay que ser extra cuidadosos.

M.M. Me surge una pregunta que te habrá surgido mil veces. ¿Por qué las personas cambian sus recuerdos o crean otros nuevos y falsos? Me refiero a las que lo hacen por sí mismas, sin ningún tipo de influencia externa.

E.L. La gente es perfectamente capaz de distorsionar su memoria por sí misma, sin ningún tipo de influencia externa, sí. Algunos creen que tenían mejores notas de las que en realidad sacaban o que votaron en unas elecciones en las que jamás llegaron a votar. Recuerdan que dieron más limosnas de las que dieron o que sus hijos empezaron a hablar y a andar antes de lo que en verdad lo hicieron. Si te das cuenta se trata de distorsiones encaminadas a aumentar el prestigio. Tal vez nos hace sentir mejor sobre nosotros mismos y este podría ser el motivo por el cual lo hacemos.

M.M. Hay algo que me asusta de todo esto que me estás diciendo. Si cambiamos nuestro pasado a nivel personal, ¿también lo hacemos a nivel global? ¿Cambiamos la historia del mundo?

E.L. Pues sí. La naturaleza de la memoria es muy maleable. Sabemos, a través de estudios científicos y análisis de la situaciones en el mundo que esto sucede. Hay implicaciones sociales. En las sociedades que tratan de recordar su pasado colectivo, yo siempre me preguntaba hasta qué punto los novelistas o los directores de películas generaban un producto "histórico" y con qué consecuencias. Por ejemplo, pongamos el caso del asesinato de Kennedy, o lo que pasó en el 11-M en España. Si alguien genera un producto sobre las bombas del tren de Madrid, ese producto ya está actuando como desinformación. Además, hay mucho espacio para la licencia artística en este tipo de creaciones que pueden cambiar la forma en la que la gente recuerda su pasado colectivo.

M.M. Parece un campo de investigación inagotable, que da lugar a replantearnos muchas cosas.

E.L. Desde luego. Tengo un laboratorio científico aquí en la Universidad de California y seguimos experimentando con los falsos recuerdos. Una de las cosas que estamos buscando ahora mismo es de qué forma puedes "plantar" esta falsa memoria en las personas y qué repercusiones tienen en sus vidas posteriormente. Si "plantas" en la mente de una persona el recuerdo de que se puso enferma comiendo un alimento en particular como el helado de fresa o los huevos duros, después no quieren volver a comerlos y ya no los quieren comer tanto.

M.M. ¿Así de fácil?

E.L. ¡Así de fácil! Le puedes insertar a alguien el recuerdo totalmente falso de que se emborrachó bebiendo vodka y lo pasó muy mal, y esa persona pierde el interés en el vodka. También al contrario. Le puedes hacer creer a una persona que le encantan los espárragos y de repente querrá comer más. Estamos demostrando, de alguna manera, que estos falsos recuerdos tienen repercusiones en la gente, afectan a sus comportamientos y a lo que les ocurre posteriormente.

M.M.Casi suena a ciencia ficción. En el futuro, ¿podríamos insertar estas falsas memorias a demanda para conseguir determinados objetivos?

E.L. Es una posibilidad en potencia. Estamos aprendiendo cómo hacerlo y por supuesto hay un montón de cuestiones éticas y sociales implicadas al respecto. Ya sabes, ¿quién va a controlar esta tecnología de control mental? Y estas son cuestiones sobre las que la sociedad debe reflexionar.