­Un olmo que se podó mal hace 20 años en el Paseíto de Ramiro crió en su copa un bosque vigoroso a la vez que peligroso puesto que la parte moribunda del árbol podía caer sobre un parque infantil y por ello ayer mismo se saneó toda la copa. Francesc Vilarrubias, experto en gestión de árboles con premios nacionales e internacionales y que trabaja en proyectos de arboricultura en Sudamérica, «leyó» los problemas del olmo en su tronco enfermo, en sus nudos y en el color negro de sus zonas ya muertas, y subió con una sierra a cortar esas ramas. Debajo, miraban atentos varias decenas de operarios de Parques y Jardines y de la contrata que se encarga del mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad, Viveros Albatera, en el marco de un curso avanzado de poda en el que aprenderán a leer en los árboles sus patologías y cuando necesitan que se eliminen la ramas superfluas y cuando no.

Un árbol es como un edificio, dice Josep Selga, biólogo especialista en Arboricultura y otro de los expertos que ha traído el Ayuntamiento de Alicante. «Si fuéramos arquitectos nos tendríamos que preguntar si construiríamos más pisos arriba de un ejemplar que tiene en su estructura primaria pudriciones y falta de vitalidad, con ramas muy altas y cimientos en descomposición».

El estado del árbol y el espacio son, junto a la seguridad, los tres criterios de poda de arbolado en ciudad.

«Al leer en este olmo del Paseíto de Ramiro vemos que tiene sitio de sobra por lo que no presenta problemas en este aspecto pero sí los tiene de seguridad porque hay juegos infantiles debajo y la diana puede ser un hijo de cualquiera de nosotros», destacó. Con ello intentan eliminar la idea de que hay que podar el arbolado una vez al año porque toca, lo que no exime de una revisión anual del estado de todos los árboles y palmeras de Alicante, «y ahí decidir si hay que tocarlos o no. Eso conlleva una mejor gestión de los recursos municipales porque no se gasta dinero porque sí».

Para leer un árbol lo primero es preguntarse dónde está el problema partiendo de los conocimientos de la estructura como los que están adquiriendo los operarios. «Un árbol da mucha información, no se necesitan demasiadas chuletas. Explica todo lo que le pasa porque su estructura abierta permite ver sus partes vitales sin meterse dentro». Sin embargo, la ciudadanía no suele mirarlos demasiado, «para nosotros sí es fácil porque somos observadores y solemos humanizarlos».

Tras un primer vistazo, los expertos ven en bastante buen estado el arbolado de la ciudad. Vilarrubias aconseja no aparcar demasiado cerca ni golpear los troncos con los coches puesto que se puede dañar la base del árbol, mientras que Selga cree que el mantenimiento es correcto pero ve un problema en el suelo de Alicante, demasiado calcáreo. Por ello recomienda mejorar el viario antes de hacer la plantación en lugar de urbanizar y dejar luego los huecos de los alcorques.

Los ficus centenarios de la Plaza de Gabriel Miró, a los que trepó el arbolista que fue campeón de España de trepa y poda, también fueron objeto de examen. En este caso, los expertos aconsejaron no vaciarlos demasiado de hojas y en general cuidar las especies con lógica. El concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, dijo que esta iniciativa persigue que la gestión de los parques y jardines sea mejor y más eficiente. «Para nosotros es fundamental garantizar la seguridad y que vengan a Alicante los mejores profesionales».

LA CIFRA: 60.000

Ejemplares que hay en Alicante

En las calles de Alicante hay en la actualidad 60.000 árboles, de los que 18.000 son palmeras, según datos del ingeniero agrónomo municipal, Carlos Domínguez. El ingeniero dijo que la media de caídas de palmeras son de cinco al año. «Eliminamos las palmas secas y descargamos el fruto para evitar la sobrecarga», dijo.

PLAZA DE GABRIEL MIRÓ

Trepando a los ficus centenarios

Francesc Vilarrubias, que fue campeón de trepa y poda, se subió a la copa de los ficus centenarios de la plaza de Gabriel Miró para comprobar su estado general.

PRÁCTICAS

Lecciones con la motosierra

Algunos trabajadores cogieron la sierra para cortar las ramas podadas siguiendo los consejos de los expertos que han trabajado con distintos ayuntamientos españoles.