Nada más y nada menos que un tiburón azul de tres metros de longitud y ciento cincuenta kilos de peso. Abel Bautista, un vecino de Carlet, pescó el domingo una tintorera en la zona de El Brosquil, en Cullera. Lo hizo después de "luchar", según declaró el ribereño ayer a este periódico, durante más de dos horas para extraer al escualo del agua, precisando de la ayuda del numeroso público que se concentró a su alrededor cuando observaron el calibre de la pieza. "Por la noche, ya en casa, consulté por internet para saber si era una pesca exclusiva y vi que alguien había visto un tiburón por la zona, pero creo que soy el primero que consigue extraer uno con caña y sin que se le corte el hilo. También lo he preguntado por varias tiendas especializadas y no conocen a nadie", explicó el carletino.

Abel Bautista es un gran aficionado a la pesca. De hecho, lo define como su pasión. Acompañado por su novia, que se queda en la escollera controlando la caña y el carrete, el domingo acudió a El Brosquil para disfrutar de otro día de la tranquilidad marítima. En la segunda inmersión que realizó, sin embargo, encontró mucho más. Bautista, dadas las dimensiones de los anzuelos que utiliza se introduce nadando con su traje de neopreno. Esta vez lo hizo con una carpa como cebo y a alrededor de ciento cincuenta metros de las rocas de la escollera. "Diez minutos después ya había picado. Fue una auténtica lucha y eso que iba preparado con un arnés especial por detrás de la espalda. Aún así, precisé de la ayuda de gente que empezó a venir y que me cogió por detrás. Tenía un cuchillo preparado por si al final no podía extraerlo, cortar el hilo y dejarlo ir. Después también padecimos mucho para sacar el tiburón fuera de la escollera y poder hacerle la fotografía", afirmó el pescador carletino. Bautista declaró que el peso es estimativo y que la tintorera puede pesar más ya que los presentes no encontraron una báscula preparada para evaluar un animal de tal magnitud.