El director de la Unidad de Ingeniería Espacial del grupo empresarial GMV, Miguel Ángel Molina, ha señalado que "hay más probabilidades de que a una persona le caiga un rayo, con toda la improbabilidad que ésto conlleva, que una pieza del satélite" de la NASA, cuya reentrada en la atmósfera está prevista para las 20.00 horas de este viernes.

Así, Molina ha explicado que las probabilidades que se barajan acerca de que una de las piezas del satélite acabe con la vida de una persona es de "una entre un billón" y que lo que "si es cierto es de que hay la posibilidad de que caiga sobre una zona "habitada". En este caso los números suben y las probabilidades son "una entre 3000 o 4000", ha apuntado.

El experto ha señalado que la NASA prevé que caerá sobre la zona de Papúa Nueva Guinea y es "muy improbable" que España sea el destino de alguno de los desechos del satélite. Aún así, ha señalado que hay "una gran incertidumbre" sobre el destino de las piezas porque "hasta el viernes la actividad solar puede cambiar bastante", y es uno de los factores que favorece su movilización. "El Sol emite ondas y generan cierta presión sobre los satélites y los mueven y además calienta la atmósfera y cambia las condiciones de rozamiento", ha explicado.

Además, ha señalado que "no se conoce la altura a la que está el satélite" ni "que superficie se va a enfrentar a la atmósfera", dos aspectos que mantienen la incertidumbre acerca del destino del cuerpo.

El de este satélite de la NASA, dedicado a la observación de las capas altas de la atmósfera de 1991 a 2005, es un caso "poco habitual" ya que, tal y como ha explicado Molina a Europa Press, la reentrada es "un proceso natural" por el que pasan todos los satélites aunque "no nos enteramos de ello porque se desintegran completamente".

En este caso, el satélite "tiene el tamaño de un autobús, pesa seis toneladas y tiene en su interior muchas piezas y de gran tamaño, ha indicado Molina, por lo que no podrán desintegrarse al roce con la atmósfera y acabarán cayendo sobre la Tierra.