Benedicto XVI "entiende" que los fieles abandonen la Iglesia por los casos de pederastia, está convencido de que sin el derecho el Estado se vuelve una "cuadrilla de bandidos" y que no se puede ignorar a los grupos ecologistas, y ha advertido de que no se puede manipular al ser humano a su antojo.

El papa Ratzinger ha hecho estas manifestaciones en Berlín, primera etapa de su tercer viaje a su Alemania natal, una visita de marcado carácter ecuménico que realiza en un momento difícil para la Iglesia alemana debido a los casos de curas pederastas, la pérdida de fieles y el fuerte secularismo existente en la nación de la Reforma protestante impulsada hace casi 500 años por Lutero.

Ya en el avión que le trasladaba de Roma a Berlín, el pontífice calificó como "crímenes" los casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos y señaló que "entendía" que las personas se puedan sentir escandalizadas" por esos abusos y que muchos hayan abandonado la Iglesia.

En Alemania en los últimos treinta años por lo menos 350 niños sufrieron abusos y, según datos de la iglesia local, el pasado año abandonaron el seno de la Iglesia católica 181.000 personas.

Nada más pisar Berlín, dijo que venía "no para obtener objetivos políticos o económicos, sino para encontrar a la gente y hablarles de Dios". Pero Berlín es la capital de la nación y esta primera jornada tuvo también un marcado matiz político.

El papa se reunió con el presidente, Christian Wulff, y la canciller, Angela Merkel, y pronunció un largo y denso discurso en el Bundestag, el Parlamento federal, al que no asistieron cerca de un centenar de diputados de izquierdas (del partido Socialdemócrata, Los Verdes y La Izquierda) al considerar que la intervención del jefe de la Iglesia Católica contraviene el principio de la neutralidad religiosa de la asamblea.

Paralelamente, numerosas personas convocadas por grupos laicos y colectivos homosexuales se manifestaron contra la visita papal.

En el Bundestag, el papa alemán sorprendió con una fuerte defensa de la ecología y de los movimientos ecologistas, afirmando que éstos suponen "un grito de aire fresco, que no se puede ignorar", y que el hombre debe escuchar el mensaje de la naturaleza y responder de manera coherente, respetando la creación y no manipulándola a su antojo.

Benedicto XVI señaló que la importancia de la ecología "es hoy indiscutible" y agregó que hay un punto "que tanto hoy como ayer se ha olvidado demasiado: la ecología del hombre".

"También el hombre posee una naturaleza que debe respetar y que no puede manipular a su antojo arbitrariamente. El hombre no es solamente una libertad que él se crea pos sí sólo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza, y su voluntad es justa cuando escucha la naturaleza, la respeta y cuando se acepta como lo que es", precisó.

El Obispo de Roma dijo también que "servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político" y advirtió de que la aplicación del derecho distingue al Estado de "una gran banda de bandidos", como ocurrió en la Alemania nazi.

"Si se quita el derecho, el Estado, como decía san Agustín, se convierte en una gran banda de bandidos. Lo alemanes sabemos por experiencia que estas palabras no son una mera quimera. Hemos visto cómo el poder se separó del derecho, se enfrentó al derecho y pisoteó el derecho, de manera que el Estado se convirtió en un instrumento para la destrucción del derecho", afirmó, en referencia al nazismo.

Benedicto XVI volvió a defender las raíces cristianas de Europa, al asegurar que la cultura del viejo continente nació del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma, "del encuentro entre la fe en el Dios de Israel, la razón filosófica de los griegos y el pensamiento jurídico de Roma".

En esta jornada el papa se reunió también con representantes judíos, ante los que condenó el nazismo y acusó al "omnipotente" Hitler de ser un "ídolo pagano" que quería sustituir a Dios.

Ratzinger subrayó que las horribles imágenes de los campos de concentración "mostraron de lo que puede ser capaz el hombre que rechaza a Dios y el rostro que puede asumir un pueblo".

Benedicto XVI concluyó la jornada berlinesa con una misa en el Estadio Olímpico, ante unas 70.000 personas, en su primer baño de multitudes, ante las que volvió a condenar los casos de pederastia y dijo que en la Iglesia hay "peces buenos, malos, grano y cizaña".