La Policía 'ha copiado' a los equipos de elite del FBI que hacen perfiles psicológicos de criminales para predecir cuál será el próximo movimiento de un determinado delincuente y así agilizar su captura.

Se trata de una nueva especialidad policial que examina la mente de los delincuentes violentos.

De momento, dos agentes del Cuerpo, psicólogos, están al frente de esta Sección denominada Análisis de Conducta, que está encuadrada en la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Comisaría General de Policía Judicial.

Los dos policías, apoyados por un sociólogo y un estadista, están en estos momentos trabajando y colaborando con distintos grupos operativos para resolver cinco o seis casos, según ha dicho el comisario Miguel Manzanas, con agresores violentos desconocidos.

Homicidios, agresiones sexuales, pederastas, maltratadores, asaltos violentos, desapariciones o secuestros son algunos de los delitos en los que se incorporan las técnicas psicológicas.

Su trabajo, según ha comentado en rueda de prensa el inspector jefe de esta Sección policial Juan Enrique Soto, consiste en estudiar las evidencias psicológicas, los vestigios conductuales que quedan reflejados en el modo en que el agresor cometió los delitos, en la víctima elegida, en el lugar donde la abordó, en el tipo y orden de las heridas que le causó y en cómo reaccionó cuando se le tomó declaración.

Evidencias que se detectan a partir de testimonios verbales o no de la víctima o del sospechoso y de todos aquellos testigos que intervienen en la escena del delito.

El análisis de todos estos factores les permiten reconstruir los hechos y dar respuesta a preguntas como qué ha pasado y cómo, y a elaborar hipótesis sobre quién y por qué.

Los dos psicólogos colaboran siempre que son requeridos por los grupos operativos, con los que están en permanente contacto para al final, a partir de sus informaciones, conseguir elaborar un perfil individual de su delincuente y su vinculación con otros posibles casos.

Un ejemplo práctico de cómo la psicología ayuda a la investigación se puede constatar en el siguiente caso: se trata de un agresor sexual que en sus delitos viste un mono de trabajo con la chaqueta al revés.

A partir de este detalle y de otros recogidos por las víctimas se pudo determinar que el agresor cometía los delitos a la hora de su trabajo y que daba la vuelta a su vestimenta para esconder el logo de su empresa.

Se trata de un simple ejemplo porque los agentes no han querido precisar en qué investigaciones están colaborando, aunque sí han dicho que casos como el de Marta del Castillo son totalmente susceptibles de ello ya que se ha producido un delito en el que hay "una fuerte interacción entre humanos".

Pero más allá de casos concretos susceptibles de ser analizados por la psicología, el objetivo último de esta sección es el de analizar miles de casos para crear un banco de perfiles criminales que facilite predecir cuál será el próximo movimiento de un delincuente.

Por el momento ya han analizado los datos de 2.300 agresores sexuales detenidos el año pasado por la Policía, aunque no han tenido tiempo de definir perfiles.

No obstante, ya cuentan con un estudio de la población criminal presa en Estados Unidos, cuyos parámetros psicopáticos coinciden la de los reclusos españoles.