La agresividad es el problema mas frecuente en la conducta canina, motivo por el cual los perros son llevados, bien al veterinario, o bien a centros de adiestramiento.

El término agresividad no es muy explícito, haciendo referencia a la conducta amenazante o peligrosa dirigida hacia otro individuo o hacia un grupo.

La agresividad es la tendencia que tienen determinados individuos a actuar o a responder violentamente.

En la agresividad de los perros influyen, en términos generales, un conjunto de factores entre los que se encuentran:

Ambientales(animal encadenado)

Genéticos( razas)

Fisiológicos( animal no castrado)

Motivadores (defensa)

Instrumentales (experiencia traumática o enseñada)

Patológicos(dolor, molestia)

Como consecuencia de este fenómeno, se puede encontrar distintos grados de violencia canina que deberán ser tratados por especialistas de formas diferentes.

La agresividad es una conducta natural de los perros que permite regular las relaciones entre los miembros de una manada, y entre éstos y los otros animales. En el entorno doméstico esto se puede convertir en un problema que dificulte la convivencia del animal con las personas.

La clasificación de la conducta del perro más utilizada (AVSAB) incluye los siguientes tipos de agresividad canina.

Agresividad con causa orgánica: Esta forma de agresividad incluye tanto la agresividad causada por el dolor como aquella que es consecuencia de un problema orgánico, como los problemas hepáticos o el hipotiroidismo, suponiendo entre el 15 y el 20% de los casos.

Agresividad sin causa orgánica:

Agresividad por dominancia

Agresividad por miedo

Agresividad territorial

Agresividad en el juego

Agresividad depredadora

Agresividad redirigida

Agresividad maternal

La agresividad por dominancia es el tipo de agresividad más frecuente en el perro, suponiendo entre el 40 y el 80% de todos ellos, seguidos de la agresividad por miedo y la agresividad territorial.

Los perros han evolucionado a partir de los lobos, estos manifiestan una conducta social y una organización jerárquica que implica la existencia de un individuo líder en la cúspide el cual controla tanto las situaciones como la conducta de otros miembros del grupo.

Instintivamente, cada uno de ellos, si se trata de animales dominantes, tratan de ejercer ese liderazgo y disputárselo al que lo ostenta ya que, de alguna manera, ese status le otorga determinados privilegios.

Este tipo de agresividad se puede manifestar cuando un perro se da cuenta que está siendo desafiado, que está perdiendo el control de un recurso o de una situación, en definitiva un privilegio, a favor de un subordinado (un perro o una persona).

Por este motivo, los perros que han establecido la dominación sobre una determinada persona pueden reaccionar de modo agresivo si la persona se le acerca cuando el animal está comiendo o descansando o si una persona manifiesta signos sociales que el interpreta de de dominancia.

La agresividad por miedo es desencadenada por un estimulo miedoso, que puede manifestarse cuando el perro es amenazado o castigado.

Generalmente se presenta cuando el perro es incapaz de eludir el estímulo que provoca la respuesta de miedo.

Las causas más frecuentes de esta agresividad son: La socialización insuficiente y el castigo inoportuno; también la genética puede desempeñar un papel en la determinación del umbral correspondiente a una respuesta al miedo.

La agresividad territorial se presenta cuando la conducta agresiva va dirigida hacia una persona o hacia otro animal que, que no considera miembro de la manada, pudiendo manifestar agresividad hacia las personas o hacia otros animales que se acercan a los miembros de la familia a los cuales el considera su manada.

La agresividad territorial puede verse incrementada cuando el perro está atado o encerrado.

Descubrir las causas que llevan a un perro a comportarse de forma agresiva es un proceso similar a deshojar una margarita o pelar una cebolla: Tendremos que ir eliminando posibilidades hasta dar con el motivo real.

De este modo, la primera pregunta que nos haremos es:

¿La agresividad la provoca un problema de conducta o hay un origen patológico? esto sólo puede responderlo nuestro veterinario después de un examen clínico del perro y que hemos comentado con anterioridad como causa orgánica.

Hay causas patológicas que requieren un tratamiento complicado, pero también existe la llamada "agresividad inducida por dolor". Por ejemplo, problemas tan comunes como una inflamación del oído que acaba en agresividad hacia aquellos que se encuentren próximos al animal.

Debemos ser conscientes de que el perro no tiene la capacidad de pensar de forma abstracta. Para él, si siente dolor ahora, es porque algo o alguien le lastima ahora, y culpará a la persona o animal más cercano. Es por ello, por lo que debemos someter al perro a un examen completo con el propósito de localizar la fuente del dolor y tratar la enfermedad para eliminarla.

Si después de un análisis veterinario no hay causa aparente de la agresividad, estaremos hablando de un problema de conducta. Llegado este punto tendremos que seguir deshojando la margarita:

¿Nuestro perro es dominante o sumiso? Cuando llega al parque ¿Se dirige directo al centro del grupo de perros que estén jugando o, por el contrario, hay que "invitarle" a acercarse?

¿Se coloca delante de nosotros de forma longitudinal, frente a los perros o se sitúa de forma transversal, como si nos impidiera el paso con su cuerpo y se reclina sobre nosotros? Es muy importante saber si nuestro perro es dominante o sumiso, pues la forma de proceder en ambos casos es muy diferente.

Si el perro es dominante podemos encontrar distintas tipologías de agresividad, como las enumeradas al principio.

En el otro lado de la balanza se encuentran los perros excesivamente sumisos, que suelen mostrar la agresividad por miedo.

Cada tipo de agresividad responde a un impulso concreto, busca resolver una situación concreta, y por tanto, hay soluciones diferentes para cada una de ellas. Asimismo, cada perro es distinto al resto. En su comportamiento afectan factores propios de los perros tan variados y a la vez determinantes como son: El sexo, la edad o la disposición genética, pero también influyen otros factores, como la edad a la que fue retirado del contacto con su madre y hermanos o la forma en que se ha llevado el periodo de socialización, fundamental para todo animal social, y cuyos artífices somos nosotros, los propietarios.

Por ello, no es correcto achacar toda la culpa de un mal carácter al perro, nosotros tenemos mucha responsabilidad en ello.

Tampoco es útil sentirse mal por un fallo en su educación causado por la falta de información; siempre es buen momento para reconducir a un perro, tan solo hace falta tener interés y paciencia para llevarlo a cabo. Tengamos muy presente que, asombrosamente, todos los perros tienen la capacidad de cambiar de actitud.

¿Y cómo erradicar la agresividad? Una vez determinado el tipo de agresividad que presenta el perro el tratamiento es más sencillo, pues podemos atacar solamente a la raíz del problema, sin estropear su carácter.

Algunas tipologías, como la Competitiva-posesiva, la Dominante-jerárquica, la Territorial o la Aprendida-impulsiva se dan siempre bajo un mismo factor: Ausencia de unas limitaciones claras y bajo nivel de liderazgo humano.

Para ello existen un gran número de actos "rituales" que se deben adoptar (la forma de entrar y salir de casa, de darles la comida o de ubicarles para dormir, etc.) que ayudan a que el perro descubra la nueva actitud del propietario, dispuesto ahora a asumir el mando y a cubrir todas esas necesidades que el perro requiere.

Tanto veterinarios como adiestradores debemos, como asesores, ayudar a los propietarios a adoptar esa nueva figura: La del líder.

Aprender a corregir el paseo es fundamental, pues si el perro asume que no es él quien toma las decisiones en la calle esperará a que seamos los humanos los que le ordenemos cómo actuar.

Para tratar la agresividad por miedo tendremos que, reforzar nuestra imagen de líder y elevar la autoestima del perro, desensibilizándolo de aquello que le provoca el miedo.

Será preciso enfrentar al perro al motivo de su miedo y estimularlo para cambiar su percepción de la causa hasta el momento negativa, por algo más positivo y menos amenazador. Tan solo lograremos que un perro abandone una conducta agresiva hacia los perros logrando que entre voluntariamente dentro de un grupo numeroso de estos ayudándole a comprobar que no tiene por qué pasarle nada malo. En este caso, la firmeza y la suavidad tendrán que estar estrechamente ligadas, para que el animal perciba un modo de actuar seguro y firme pero confiado y tranquilo.

Dr. Oscar Sáez Mengual (DVM, MS) Eduardo Ortega

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