"Il bello Giorgio". El atractivo físico de monseñor Georg Gaenswein, asistente personal del pontífice Benedicto XVI, lo convierte en el ayudante papal a medio camino entre el "sex symbol" de George Clooney y la pieza clave en las intrigas vaticanas.

Si el actor George Clooney ha logrado comparecer ante Dios en su reciente anuncio televisivo de una marca de cafeteras, el mismísimo vicario de Cristo en la Tierra, Benedicto XVI, tiene por secretario personal a "monseñor George Clooney", que es como la revista Vanity Fair bautizó al sacerdote Georg Gaenswein, después que la diseñadora Donatella Versace se inspirase en él para su colección del invierno de 2007, a base de pantalones grises o negros y chaquetas con cuello similar al del traje clerical. "Austero, pero muy elegante", declaró la señora Versace.

Pero para entonces Georg Gaenswein ya era conocido en Italia como "il bello Giorgio", y un diario suizo le había definido como "el hombre más guapo en sotana que se ha visto en el Vaticano". Pegado constantemente al Pontífice -le acompañó en Santiago y Barcelona-, como si fuera su sombra y su mano derecha, Gaenswein tan pronto arregla una descompostura en la sotana de Benedicto XVI como le filtra la correspondencia.

Pero el elogio de su hermosura madura (tiene 54 años), o de su sotana de monseñor ribeteada en morado -es prelado de honor de Su Santidad desde 2006-, o de su peinado "desestructurado", han puesto el foco sobre su persona como nunca había sucedido con otro secretario papal. Loris Francesco Capovilla lo fue de Juan XXIII, y aún hoy, a sus 95 años, es el custodio de la memoria íntima de aquel querido Papa. El irlandés John Magee fue secretario de tres pontífices, un caso sin precedentes en la Santa Sede: de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. A Magee lo sustituyó en 1998 el polaco Stanislaw Dziwisz, que ya había sido secretario de Wojtyla cuando éste era cardenal de Cracovia.

Pero ninguno de ellos -salvo tal vez Dziwisz, aunque no por motivos estéticos- ha alcanzado tanta relevancia pública como Gaenswein, nacido en 1956 en un pequeño pueblo de la Selva Negra de Alemania (Riedern am Wald), como primogénito de un herrero de séptima generación. Aficionado a Cat Stevens y a Pink Floyd, fue cartero en su juventud para pagarse los estudios, que en principio iban a ser de agente de Bolsa, pero le atrajo la Filosofía y la Teología, a través de las cuales fue inclinándose al sacerdocio. Recibió la ordenación en 1984 y en 1993 se doctoró en Derecho Canónico. Dos años después fue nombrado oficial de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en el Vaticano, pero en 1996 pasó a la Congregación para la Doctrina de la Fe por petición del entonces prefecto, Joseph Ratzinger. Obtuvo a continuación una cátedra de Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, del Opus Dei, aunque no pertenece a esta Prelatura. En 2003 Ratzinger le hace asistente personal suyo, y en 2005 continúa con él al ser elegido Papa.

Ese origen alemán, modesto y en un pueblecito de 450 almas, y su condición de obediente, piadoso, conservador y severo fueron probablemente las circunstancias por las que Ratzinger se fijó en él, comentan los vaticanistas. Pero existe también una sintonía muy "centroeuropea" entre Pontífice y secretario. En una entrevista que el diario alemán "Sueddeutsche Zeitung" publicó en 2007, realizada por el vaticanista Peter Seewald, Gaenswein defendió de pleno el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, aquel que había causado gran revuelo en sectores islamistas. "Encuentro el discurso de Ratisbona, como fue dado, profético. En el Islam, cuando está a cargo del Estado y la sociedad, los derechos humanos son constantemente pateados. Los intentos de islamización de Occidente no pueden ser puestos a un lado", afirmó.

"El Papa no debe ser asfixiado"

En la misma entrevista narró que cuando Dziwisz le transfirió los trastos de la secretaria papal "sólo me dijo: 'Usted tiene ahora una muy importante, muy hermosa, pero también muy, muy difícil tarea. El Papa no debe ser asfixiado por nada ni por nadie'". Ese control del entorno del Papa se completa con otra tarea interna: "El Vaticano es también una corte y hay conversaciones y rumores de corte, pero también hay flechas que son disparadas conscientemente. Siempre hay filtraciones en cuanto a nombramientos, trabajo en documentos, medidas disciplinarias, etcétera. Eso no es sólo irritante, sino que también significa el peligro de haber sido hecho a propósito". En el seno del poder religioso más importante de la Tierra, Georg Gaenswein, "il bello Giorgio", también reconocía que "de vez en cuando recibo cartas de amor".