Stephen Hawking evidentemente no cree en Dios. En su último libro, el prestigioso astrofísico descarta que una deidad sea la creadora del Universo. A su juicio, el Universo se creó solo. Nació de la nada.

En 'The Great Design' o 'Magnífico Diseño', que saldrá a la venta el próximo 9 de septiembre, Hawking defiende que Dios no fue el creador del Universo, que el Big Bang fue una "consecuencia inevitable" de las leyes de la Física y "se creó de la nada". El libro defiende que la existencia de la ley de la gravedad permite pensar que el Universo "puede y podría crearse por sí mismo de la nada".

"La creación espontánea es la razón por la que es redundante el papel de un creador del mismo", afirma Hawking. El libro está coautorizado por el físico norteamericano Leonard Mlodinow. 'Magnífico Diseño' enumera una nueva serie de teorías sobre la creación del Universo. "Porque existe una ley como la gravedad, el Universo puede y podría crearse por sí mismo de la nada", apunta.

Anteriormente a la publicación de este libro, Hawking había escrito que, de acuerdo con las leyes de la Física, no es muy difícil creer que Dios intervino en el Big Bang. "Si desciframos la teoría completa se descubrirá el último triunfo de la razón humana. Hasta entonces debemos tener en cuenta la importancia de Dios", puntualizaba.

En opinión del conocido astrofísico, es probable que existan no sólo otros planetas, sino también otros universos, y si la intención de Dios era simplemente crear al hombre, esos otros universos serían perfectamente redundantes.

Para Hawking, la teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, es la teoría unificada con que soñaba Einstein, capaz de reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica.

Críticas de los religiosos

Como no podía ser de otra forma, el cambio de opinión del astrofísico ha enfurecido a los religiosos. "Creer en Dios no consiste en como taponar un agujero y explicar cómo unas cosas se relacionan con otras en el Universo, sino que es la creencia de que hay un agente inteligente y vivo de cuya actividad depende en última instancia todo lo que existe", declaró el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, al diario The Times.

"La física por sí sola no resolverá la cuestión de por qué existe algo en lugar de nada", agregó Williams.

El rabino jefe, Jonathan Sacks, señala en un artículo publicado hoy por el mismo diario que "la ciencia trata de explicar y la religión, de interpretar. A la Biblia sencillamente no le interesa cómo se creó el Universo".

"La ciencia desarticula las cosas para ver cómo funcionan. La religión las junta para ver qué significan. Son dos empresas intelectuales distintas. Incluso ocupan diferentes hemisferios del cerebro", señala Sacks.

El arzobispo de Westminster y primado de la Iglesia católica de Inglaterra y Gales, Vincent Nichols, dijo suscribir totalmente las palabras del rabino jefe sobre la relación entre religión y ciencia.

También el presidente del Consejo Islámico de Gran Bretaña, Ibrahim Mogra, atacó las tesis de Hawking y dijo que "si uno mira el Universo, todo apunta a la existencia de un creador que le dio origen".

Golpe de gracia

En cambio, el biólogo y ateo militante Richard Dawkins, autor del libro "El Espejismo de Dios", declaró a The Times que "el darwinismo expulsó a Dios de la biología, pero en la física persistió la incertidumbre. Ahora, sin embargo, Hawking le ha asestado el golpe de gracia".

Por el contrario, para el astrofísico y teólogo David Wilkinson, "el Dios en el que creen los cristianos es un Dios íntimamente involucrado en todo el momento de la historia del universo y no sólo en sus comienzos".

A su vez, el presidente de la Sociedad Internacional de la Ciencia y la Religión, George Ellis, rechaza el argumento expuesto por Hawking en su libro en el sentido de que la filosofía no tiene ya sentido al haber sido suplantada por la ciencia.

"La filosofía no está muerta. Todo punto de vista está imbuido de filosofía. ¿Por qué la misma ciencia merece la pena? La respuesta es filosófica y emocional. La ciencia no puede responder a la pregunta sobre sí misma", explica Ellis.