Polonia conmemora el 27 de enero el 65 aniversario de la liberación por el Ejército Soviético del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau (Oswiecim, en polaco y en ruso), que en 1947 fue convertido en museo y treinta años más tarde declarado por la UNESCO patrimonio de la Humanidad.

Según los historiadores, el 90 por ciento de las víctimas de Auschwitz, a las que los nazis asesinaban con gas Zyklon B e incineraban sus cuerpos, eran judíos procedentes de toda Europa y el resto partisanos polacos, gitanos, homosexuales y presos soviéticos.

El 26 de enero de 2007 la Asamblea General de la ONU adoptó la resolución 61/255 que condenaba la negación del Holocausto y proclamó el 27 de enero como Día internacional de recordación de las víctimas del Holocausto.

Niños, mujeres y ancianos

Entre cuatro y seis millones de personas fueron exterminadas por los nazis en el campo de concentración polaco de Auschwitz, según documentos de archivo revelados por el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, ex KGB de la URSS).

"Los fascistas no lograron destruir toda la documentación sobre Auschwitz. La Comisión Extraordinaria que interrogó a testigos y verdugos llegó a la conclusión de que en Auschwitz murieron más de cuatro millones de personas", explicó el historiador ruso Vladímir Makárov, experto del Archivo Central del FSB, a la agencia Interfax.

Al tiempo, el obrero polaco Anton Honkish, obligado por los nazis a trabajar en la construcción de Auschwitz, testificó que "en este campo durante su funcionamiento fueron exterminados como mínimo seis millones de personas, incluidos niños, mujeres y ancianos".

270.000 cadáveres al mes

Makárov indicó que, según los archivos del FSB, a Auschwitz, desde su creación en 1940, cada día llegaban de los países ocupados por los nazis una media de diez convoyes ferroviarios con presos.

Cada tren contenía entre 40 y 50 vagones, en cada uno de los cuales había entre cincuenta y cien personas.

El 70 por ciento de los recién llegados eran exterminados inmediatamente, y solo a los físicamente más fuertes les aplazaban provisionalmente la muerte para que trabajaran en fábricas militares nazis o bien fueran empleados para macabros experimentos médicos.

La Comisión Extraordinaria soviética, que investigó los crímenes de Auschwitz, constató que desde 1940 y hasta enero de 1945 en este campo "funcionaron cinco crematorios con una capacidad de incineración de unos 270.000 cadáveres al mes".

Según cálculos de los historiadores, en estos cinco crematorios pudieron haber sido incinerados los cadáveres de más de cinco millones de presos muertos.