Hay que bajar al trastero para rescatar uno de los adornos más típicos de la Navidad: el árbol. Son los más pequeños los que viven este día con más emoción. La faena comienza abriendo y estirando todas las ramas con mucho cuidado. Luego se colocan las luces, para posteriormente ir poniendo los adornos y serpentinas.

Hay que emplearse con alegría en esta tarea para que el árbol quede bonito. Todos colaboran para colocar las figuras y las bolas.

Y el más pequeño de la casa es el que coloca la estrella en la punta del árbol. Se encienden las luces y el árbol está listo para cumplir su función. "Cuando vienen los Reyes les hacemos indicaciones para que pongan los regalos bajo del árbol, les dejamos algún dulce, alguna bebida y a los camellos también".

Y, mientras llegan es el lugar ideal en el que reunirse para celebrar con villancicos la Navidad.