Martini, de 81 años, ex arzobispo de Milán y considerado durante años como "papable", ha hecho estas denuncias en unos ejercicios espirituales que ha dirigido en una sede de los jesuitas en la localidad italiana de Ariccia, que hoy resalta el diario "La Republica".

Según el cardenal italiano dentro de la Iglesia existen muchas personas "consumidas" por la envidia, que dicen "qué mal he cometido para que nombren obispo a fulanito y no a mí".

No es el único pecado capital entre los hombres de iglesia. El purpurado también habló de la calumnia, resaltando que a las diócesis llegan numerosas cartas anónimas en las que se habla mal de algunos de sus miembros y cuenta que cuando era arzobispo de Milán ordenó que se destruyeran todas esas misivas que llegaban sin remite, "muchas de ellas escritas desde Roma".

El jesuita Martini denunció también el vicio de vanidad, precisando que en la Iglesia "es muy grande".

"Preferimos el aplauso al pitido, la acogida a la resistencia.

u00A1Que grande es la vanidad en la Iglesia!. Se ve en los hábitos. En un tiempo los cardenales tenían capas de seis metros de cola de seda. Continuamente la Iglesia se desnuda y se reviste de ornamentos inútiles. Tiene esa tendencia a la ostentación, al alarde", manifestó el cardenal.

El purpurado también arremetió con el "carrerismo" en la Iglesia y especialmente en la Curia Romana, "donde cada uno quiere ser más".

A ese respecto, denunció que con esos objetivos "ciertas cosas no se dicen, ya que se sabe que bloquean la carrera" y eso es -aseguró- "un mal malísimo para la Iglesia".

Martini agregó que de esa manera se impide decir la verdad "y se intenta decir lo que gusta al superior y se actúa según como cada uno se imagina que gustaría al superior, haciendo así un flaco servicio al Papa".