El obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, considera "preocupante" que la crisis económica provoque en algunos conciudadanos "actitudes xenófobas o contrarias a la dignidad de la persona humana" sin tener en cuenta que la situación está afectando de manera especial a muchas familias emigrantes así como a otros colectivos desfavorecidos de nuestra sociedad. De este modo se expresa el obispo en una carta redactada por el propio Palmero con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado, que se conmemora este domingo en la Iglesia Universal con el lema "Una sola familia".

En su escrito, Palmero incide en que el mensaje del Papa para esta jornada será recordar el vínculo profundo que une a todos los seres humanos, de modo que "tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen forman parte de una sola familia y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuya destinación es universal, como enseña la doctrina social de la Iglesia".

El prelado añade que el complejo fenómeno de las migraciones tiene particular incidencia en la Diócesis alicantina al ser, en términos relativos, "la que mayor número de personas extranjeras ha recibido estos últimos años", unos buscando calidad de vida, otros por necesidades laborales y otros para mantener o sostener a sus familias. Palmero invita a aprovechar la Jornada Mundial del Emigrante para recordar la unidad de todo el género humano "más allá de las diferencias que existen entre nosotros así como la dignidad inalienable de la persona humana". En la misma línea, se muestra partidario de fomentar la convivencia serena y provechosa y el respeto de las diferencias "porque todos tenemos un origen común, que es Dios, y una misma tierra, creada por Él para el servicio de todos".

Llamada a la concordia entre pueblos y culturas

El obispo anima a los creyentes a celebrar este domingo en sus comunidades la Jornada Mundial del Emigrante "con verdadera conciencia cristiana" y con el deseo de integrar a todas las personas en ellas, "de modo que todos se encuentren en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad alicantina como miembros de una sola familia". En su carta, Palmero cita el mensaje del Papa de noviembre de 2009 con el que invitó a los fieles a abrir el corazón a los emigrantes y a sus familias, sabiendo que no son sólo un "problema" sino que constituyen "un recurso" que hay que saber valorar para el camino de la humanidad y el auténtico desarrollo. La Iglesia anima también a estrechar los vínculos fraternales, "sintiéndonos responsables unos de otros y promoviendo la comprensión y estima recíprocas entre pueblos y culturas".