Nadie niega las consecuencias que para el PP tendrá el huracán político que ha desatado el caso judicial que implica al expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, en una operación de blanqueo de capitales y cobro de comisiones ilegales que le ha llevado a prisión. Cargos provinciales, autonómicos y nacionales valoran las distintas fórmulas para sortear el daño a la imagen de las siglas por este asunto, aunque algunos como el presidente de la Diputación, César Sánchez; el vicepresidente de la institución, Carlos Castillo o la senadora Asunción Sánchez Zaplana no quisieron opinar. El debate interno parece ya inevitable. Mientras la presidenta del PP de la Comunidad, Isabel Bonig, defiende la vuelta a los valores con los que nació el partido y rechaza de forma tajante una refundación, hay voces en el seno del partido que van más allá de una cuestionable renovación y que a estas alturas ya cuestionan la rentabilidad de las siglas.

Es el caso del vicepresidente de la Diputación y coordinador comarcal del PP en L'Alacantí, Alejandro Morant, que considera que las siglas están amortizadas. Para Morant, alcalde de Busot y especialista en decir las cosas claras, los populares necesitan, cuanto menos, una cirugía profunda. Pero plantea ir más lejos después del caso Zaplana, culmen de un rosario de procesos que han «quemado» a la formación como se ha visto en la última semana, fatídica para los populares. «Cualquier persona que se presente por el PP ya lleva una sombra. Hay que renovar, pero incluso creo que hay que refundar el partido manteniendo el ideario y nuestra ideología», sostuvo Morant ante la pregunta de este diario, lanzada a diez cargos del PP: ¿Qué tiene que hacer el partido para sortear el daño tras la detención y encarcelamiento de Eduardo Zaplana?

El vicepresidente de la Diputación y coordinador del PP en la Vega Baja, Adrián Ballester, no entra a valorar la refundación pero sí apuesta por una «renovación profunda». «Lo que ha pasado tiene que hacer reflexionar mucho al partido», dijo. Considera, al igual que Morant, que hay que limitar los mandatos de los cargos públicos y poner nuevas caras para «crear ilusión». Apuesta por ser más contundente con algunos discursos como el del agua como se ha hecho también con la Educación. También habla de dabate interno la diputada en el Congreso Dolores Alba. La alcoyana considera que es una cuestión que el partido tendrá que abordar «de forma interna» y que a ella no les corresponde. Pero ahí lo deja. Para Alba, el PP tiene ahora que hacer mucha pedagogía con las cosas que se han hecho bien, recordar logros y trabajar por otros.

Todo un planteamiento de vías que hasta Isabel Bonig se hace pero de una manera muy moderada. Para la presidenta del PP hay que asumir errores y pedir perdón sin renegar «del orgullo» de las siglas. Plantea reivindicar la figura del alcalde de pueblo para «poner en valor el trabajo de la gente anónima y honrada». La cúpula popular quiere anteponer esa figura del político de base a la percepción pública de los señalados por corrupción. De ahí que el PP haya comenzado cada viernes una ronda de visitas para ir nombrando candidatos para 2019 en todas las comarcas. En la provincia de Alicante ya lo han hecho en Xàbia, Dénia, Aspe, Elche o el pasado viernes en Elda. Y es que no son pocas las voces en el partido que destacan que en la política municipal puede ser una válvula de escape para el PP en plena covulsión política en España.

En una línea tibia se mueven también la número dos del PP autonómico, Eva Ortiz; el presidente provincial del partido, José Císcar; su secretario general, Eduardo Dolón, también vicepresidente de la Diputación; o el alcalde de Alicante, Luis Barcala, que aseguran que ya hay una renovación que funciona y asumen que se seguirá con autocrítica pero sin bajar la cabeza. Destacan que ya no se puede ser más contundente -la respuesta para dar de baja a Zaplana en la formación fue fulminante- y apuestan por esa rotundidad cuando se siembren sospechas graves. El diputado autonómico José Juan Zaplana hace otra reflexión. Como en un equipo de fútbol donde hay un jugador que defrauda a Hacienda, la organización no debe disolverse. «Somos un club honrado con unos jugadores tremendos y lo vamos a demostrar trabajando», zanjó José Juan Zaplana.