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«La caída de Eduardo Zaplana le va a afectar mucho al PP. Y de forma muy negativa»

Reconoce que a su partido tendrá que continuar pagando la factura de los casos de corrupción después de una semana marcada por la detención y encarcelamiento de Eduardo Zaplana

Toni Pérez, en una imagen frente al Ayuntamiento de Benidorm. david revenga

Pendiente de las convocatorias municipales, de la actividad de la Alcaldía de Benidorm y de las competencias de Turismo y Educación, que dirige personalmente, Toni Pérez reflexiona sobre la situación del PP, la relación de su consistorio con València y con Madrid, la gestión del Consell, el futuro del turismo, el impacto de Ciudadanos, su opinión sobre el debate lingüístico desde la visión de alguien que no oculta su firme compromiso con la normalización del valenciano y, sobre todo, la factura de la corrupción. Todo ello en una semana muy complicada marcada por la detención y encarcelamiento de Eduardo Zaplana, cuya carrera política arrancó también como primer edil en Benidorm. No evita la cuestión. Al contrario: admite, no sin cierta resignación, que tendrá un impacto en el futuro del PP.

Empezamos, obviamente, por la actualidad. ¿Qué le sugiere que Eduardo Zaplana, exalcalde de Eduardo ZaplanaBenidorm

A nivel personal, la noticia es un auténtico mazazo por lo que supone la persona y la figura de Eduardo Zaplana y su vinculación con la ciudad. Estamos hablando de una detención de una enorme repercusión con una persona de una trayectoria política siempre en la primera línea.

¿Considera que es el epílogo de una etapa política y de una forma de gestionar el dinero público que marca el futuro del PP?

Mediáticamente, desde luego que eso parece. Con el máximo respeto a la presunción de inocencia y a la espera de que pueda avanzar la investigación con más datos, cuando la Policía realiza una intervención de esta magnitud, evidentemente, se refleja la gravedad que pueden acabar revistiendo los hechos. No sólo tiene un impacto para el PP, afecta también a la estabilidad del conjunto del sistema político.

¿Pondría la mano en el fuego, a la vista de lo que está ocurriendo, sobre la tramitación en la construcción de Terra Mítica?

Desde luego. Quiero pensar que el sistema mediante la empresa pública a través de la que se impulsó el proyecto, con sus controles, funcionó en su momento y que todos los trámites se realizaron conforme a la legalidad. Y desde luego el Ayuntamiento de Benidorm nada tiene que ver con este asunto. Dicho esto, respeto total a las investigaciones. Los corruptos y los corruptores no pueden ser parte de este sistema ni tienen la más mínima cabida en él.

¿Pero está convencido de que los gastos de obra de Terra Mítica y los sobrecostes que se generaron responden a la realidad?

Pues no se lo puedo decir. La verdad es que no tengo ni idea.

¿Está de acuerdo con la suspensión de militancia que el PP le ha aplicado a Eduardo Zaplana?

Creo que el partido ha actuado de forma ejemplar en este asunto como se ha hecho igualmente en otras ocasiones. Siempre lo hacemos. Somos, muchas veces, los más señalados y en todo momento estamos cumpliendo con lo que marcan nuestros estatutos. Incluso más allá de lo que dicen, como ha ocurrido en esta ocasión. Tiene que quedar claro que, en el PP, el que la hace, la paga.

¿Cómo cree que la detención y posterior entrada en prisión de una figura como la de Zaplana vinculada a la marca del PP va a afectar a su partido en un momento político tan difícil?

El que diga o piense que no va a tener ningún impacto para el PP se equivoca. Nos va a afectar. Mucho. Y de forma muy negativa.

Y encima este jueves entró en prisión Milagrosa Martínez, la primera consellera del PP, y se ha conocido la sentencia de la trama Gürtel. ¿Les puede pasar todavía más factura electoral los casos de corrupción después del retroceso que ya registraron en la cita con las urnas de 2015?

Claro. Es que todo tienen un coste en política. Y este tipo de cosas aún más. Nuestra respuesta tiene que reflejar de forma contundente que la corrupción, este tipo de prácticas, no van con nosotros como partido. Son actuaciones que afectan a personas concretas por su gestión. Hay que dejarlo, por supuesto, en manos de lo que decidan los tribunales. Y que actúe la justicia... Todas las elecciones, en cualquier caso, son complicadas. Y las de 2019, por estas circunstancias, mucho más. Considero que, al margen de todo eso, lo que tenemos que demostrar de aquí a esos comicios es que los que estamos ahora nada tenemos que ver con ese tipo de investigaciones y que somos buenos gestores, capaces de sacar al país, a nuestros pueblos y ciudades adelante, como lo estamos haciendo.

¿Hasta qué punto teme el efecto de Ciudadanos ante ese deterioro que está sufriendo el PP en la batalla por la hegemonía del bloque de derechas?

A nivel nacional, a mi me parece que Ciudadanos es un fenómeno que afecta en estos momentos a la política. Son un fenómeno puntual que tiene el gran problema de la incoherencia. Pueden decir una cosa y acaban haciendo otra completamente diferente. Y, en mi opinión, una de las premisas más importantes de un partido es actuar con coherencia. Para estas cosas, la nueva política llega tarde.

Pues, tal y como está el mapa político, los acuerdos con la formación de Albert Rivera pueden ser decisivos para ustedes...

Una cosa no quita la otra. Ideológicamente, nuestra alternativa natural una vez se celebren las elecciones de 2019 serán el diálogo y los acuerdos con Ciudadanos.

Cambiamos de tercio. Hoy falta justo un año para las elecciones municipales y autonómicas de 2019. ¿Cómo valora la labor de un Consell que no es de su partido después de tres años?

Cuando yo llegué a la Alcaldía en 2015 se produjo un doble cambio. Antes había en Benidorm un alcalde socialista con una Generalitat del PP. En ese momento, sin embargo, el Consell pasó a estar dirigido por un ejecutivo de coalición entre el PSPV y Compromís mientras en Benidorm se quedó un gobierno del PP, uno de los pocos, y además con sólo ocho concejales. Mi posición siempre ha sido la misma: la lealtad a las instituciones, en este caso, a la Generalitat. ¿Por qué? Creo que con el trabajo leal se puede llegar más lejos que con la confrontación. El Ayuntamiento de Benidorm y Presidencia de la Generalitat mantienen contactos fluidos en aquellas cosas en las que tenemos que colaborar. Hay una relación institucional no sólo con el presidente Ximo Puig sino también con el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer.

No hay entonces una relación de hostilidad a pesar de que son de diferentes partidos y de la tensión del Consell con la cúpula autonómica del PP...

No. Es una relación normal y correcta entre instituciones.

¿Qué le está pidiendo Benidorm a la Generalitat?

Desde 2015 le estamos pidiendo dos cosas: el Centro Cultural y la remodelación del Instituto Pere María Orts i Bosch. Hemos tenido receptividad pero, en este momento, estamos igual o peor que cuando arrancó la legislatura. En cualquier caso, yo quiero esperar. Queda todavía un año por delante y entonces habrá que ver en que estado se encuentran las cosas. Mi posición sigue siendo la de la lealtad para conseguir esos objetivos.

¿Y cómo es la relación con el gobierno de Mariano Rajoy?

Directa. Tengo que decir que, con este gobierno, me consta que los alcaldes tenemos trato con los diferentes ministerios y sus departamentos para aquellos asuntos que nos afectan. Es un gobierno cercano, en este sentido, con los municipios.

Esta misma semana, con el debate en las Cortes Valencianas de la nueva Ley de Turismo aprobada por la izquierda y Ciudadanos, se ha vuelto a alimentar el «fantasma» sobre la implantación de la tasa turística...

Es una muy mala noticia. Volvemos al pasado. Hace unos meses, el debate de la tasa turística salió de la primera línea para eliminar la tensión que generaba entre los socios del Consell la tramitación de los presupuestos autonómicos de 2018. Lo digo con toda claridad: es un error absoluto. No entiendo como los socialistas valencianos están aceptando una imposición de uno de sus socios, en este caso Podemos, para reabrir el debate sobre este impuesto que va contra el turismo.

Pero es algo que ya se hace en ciudades de Europa como Bruselas o en otros territorios como Cataluña o Baleares...

Pero en esos casos se aplica como una imposición. Y desde luego es muy perjudicial para el desarrollo del mercado turístico. Por eso Benidorm está en contra.

¿Ni siquiera estaría a favor en el supuesto de que la recaudación revirtiera directamente en inversiones para el turismo?

Esa es la trampa. ¿Por qué la Generalitat, con todo el cariño, le tiene que sufragar de sus presupuestos la mejora de un puente a la ciudad de Alcoy y un municipio como Benidorm tiene que autofinanciarse esas inversiones con un impuesto a sus visitantes? El turismo ha tirado de la economía en los peores momentos de la crisis y, por tanto, no se pueden tomar este tipo de decisiones que afectan al sector. Hay, además, otro problema añadido. Y tengo que decirlo: todavía hay mucha gente que no nos puede ni ver. No pueden soportar de ninguna manera el éxito de nuestro modelo. Algunos de los que piden implantar la tasa turística lo que están promoviendo soterradamente es la turismofobia. Y todo eso es negativo no sólo para el turismo sino también para el crecimiento económico.

¿Qué necesidades tiene, en su opinión, el sector turístico?

Entiendo que hay dos cosas muy importantes que se deben abordar. Una tenemos que afrontarla con todas las administraciones: mejorar las conexiones con infraestructuras de todo tipo. Y una segunda en la que Benidorm lleva mucho tiempo trabajando: cuidar cada vez más la escena urbana con espacios que estén vinculados a facilitar la estancia a todos nuestros visitantes. Tenemos que originar turismofilia ofreciendo hospitalidad. Y por todo ello, cualquier intento de implantar un impuesto turístico desde la Generalitat es la antítesis de ese objetivo. Hay que dejar lado a los que provocan turismofobia, reitero, para ser capaces de generar turismofilia.

Es público y notorio que usted es un defensor de la normalización del valenciano...

Es cierto...

¿Le incomoda que, en estos momentos, el Partido Popular tenga un discurso tan agresivo en contra del valenciano?

No. No es ese nuestro discurso. Siempre que converso con Isabel Bonig lo hacemos en valenciano. No estamos en contra. Pero sí tengo que decir que me preocupa ver que, a día de hoy, la lengua ha perdido vigor en su uso en favor de la tensión. El Consell del Botànic ha tomado decisiones, especialmente en la enseñanza, que han supuesto que el valenciano pierda reconocimiento, estima y ciert0 interés en su aprendizaje. Y, en este caso, la provincia de Alicante tiene una dualidad que se debe de tener en cuenta.

¿Pero usted cree entonces que el valenciano se debe de enseñar en los centros educativos?

Por supuesto. Sin duda.

¿Y apuesta por tanto por facilitar que los niños salgan de su etapa escolar dominando el castellano y el valenciano?

Claro que sí. Son las dos lenguas oficiales de esta Comunidad.

¿Cuál es el modelo lingüístico educativo que usted propone?

Mi opinión es que se debe de mantener el modelo de las líneas: una en valenciano y otra en castellano. En ambas líneas, obviamente, se enseñaría también la otra lengua. Es un modelo que ha funcionado perfectamente durante los mandatos del PSPV y del PP en la Generalitat. Y le pongo un ejemplo. Benidorm, como la provincia, es un caso de esa dualidad de la que antes hablaba. Hay gente de aquí y muchos núcleos de población que vienen de otros lugares a trabajar. Siendo yo concejal de Educación conseguimos, desde el consenso, implantar dos líneas en valenciano en el Colegio Ausiàs March, con lo que en una gran zona de esta ciudad era la lengua prioritaria. Pero insisto: siempre desde el diálogo y el acuerdo.

¿Y con el modelo que plantea el conseller Vicent Marzà no se garantiza la normalización?

Es un modelo que afecta al derecho de los padres a decidir la educación que quieren para sus hijos. Y, por tanto, yo sigo apostando por mantener el sistema de las líneas.

Además del puesto como alcalde de Benidorm, en el último congreso provincial de su partido, Toni Pérez fue elegido presidente del comité electoral, el órgano encargado de ratificar las candidaturas de cara a los comicios de 2019. Pide iniciar un proceso en el que los militantes puedan tener una voz en la decisión de las listas y se muestra partidario de que César Sánchez continúe otro mandato en la Diputación.

Usted es el presidente del comité de listas del PP. En su partido, los candidatos se siguen eligiendo «a dedo». ¿Es necesario democratizar la selección de las candidaturas electorales?

En una parte sí. No se trata de convertirnos en un partido asambleario que no soluciona problemas. Pero sí se podría trasladar el mismo proceso que ya utilizamos para elegir a los presidentes locales hace unos meses para que los militantes también tengan voz en la elección de su candidato municipal y de una parte de la lista.

La elección de Luis Barcala como alcalde en Alicante le quita trabajo. No habrá ya debate sobre el aspirante en la capital. ¿Hasta qué punto es un balón de oxígeno ese movimiento para el PP?

Es una gran alegría para el PP. Pero, sobre todo, espero que sea un gran avance para los ciudadanos de Alicante después de los tres años de conflictos permanentes en el gobierno de la izquierda. Han perdido oportunidades para gestionar iniciativas, me refiero por ejemplo a los fondos para inversiones de la EDUSI que en Benidorm sí estamos preparados para ejecutar, y que, en el caso de Alicante todavía no han supuesto el beneficio esperado para la ciudadanía.

Hablando de Alicante. ¿Han mejorado las relaciones del Ayuntamiento de Benidorm con la Diputación?

Al coincidir mi mandato en Benidorm con el de César Sánchez en la Diputación se ha producido, en mi opinión, un giro y puedo decir que tenemos una relación institucional muy fluida.

¿Cree usted entonces que César Sánchez debe de tener la oportunidad de optar a un segundo mandato en la Diputación?

Me encantaría que así fuera.

Benidorm es una de las ciudades más importantes que le quedó al PP después de las municipales de 2015. ¿Por qué no ha querido asumir usted un rol más importante dentro de su partido?

Cuando llegué a la Alcaldía en 2015, ya dejé claro que mi vocación política es municipalista. Mi prioridad, por encima de todo, es Benidorm.

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