Eduardo Zaplana, expresidente de la Generalitat valencia y exministro del PP en el Gobierno de José María Aznar, ha sido arrestado este martes por la Guardia Civil por un presunto delito de blanqueo de capitales.

Zaplana dejó la primera línea política en 2008 tras toda una vida dedicada a ella, en la que empezó como concejal y continuó siendo alcalde, presidente de la Generalitat valenciana, ministro, portavoz del Gobierno y del PP en el Congreso, una ascendente carrera en la que despertó pasiones y odios.

Amigo de sus amigos, leal y protector de los suyos y fiel a sí mismo y al PP, según afirma él, Zaplana (Cartagena, 1956) comenzó su andadura política en 1977 como militante de UCD y en 1990 ingresó en el PP. Este coqueto abogado está casado con Rosa Barceló, con quien tiene dos hijas y un hijo que falleció en 2011, y cuenta con grandes amigos en el PSOE, entre ellos Rubalcaba y Bono.

Ese año recibió el encargo de Aznar de reorganizar el partido en Valencia y en 1991 fue elegido diputado regional y concejal en Benidorm, donde una tránsfuga socialista le sirvió en bandeja la Alcaldía. En tres años como regidor hizo frente a doce querellas, todas archivadas. Su nombre apareció en las cintas del "caso Naseiro" sobre la presunta financiación ilegal del PP, lo que quedó en nada.

En 1993 se hace con el control del PP valenciano, y en 1995 se convierte en presidente de esa comunidad autonómica. En 2002 es nombrado ministro de Trabajo, cargo al que suma en 2003 el de portavoz del Gobierno de Aznar, meses en los que vive una etapa de desgaste por la participación de España en la guerra de Irak y en los que se granjea su fama de pertenecer al "ala dura" del partido.

Tras encabezar la lista de Valencia en 2004 Rajoy le encarga, tras una derrota inesperada, ser el portavoz parlamentario, una de las tareas "más ingratas" y "duras" de su carrera, según ha reconocido. Es el encargado de negociar todos los acuerdos con el PSOE, el "azote" del Gobierno y quien lidia con asuntos tan delicados como Irak y el 11-M. La intención de Zaplana de conservar poder en Valencia choca con las ambiciones de su sucesor, Francisco Camps.

En 2015 Eduardo Zaplana tuvo que ser ingresado en el hospital La Fe de Valencia para someterse a un trasplante de médula a causa de una extraña variedad de leucemia.