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¿Qué será de José Ciscar?

Emparedado entre César Sánchez y Barcala, podría optar por compaginar la candidatura a las Cortes y volver a la lista municipal de Teulada

¿Qué será de José Ciscar?

A un año vista de las elecciones municipales y autonómicas, el futuro político del presidente provincial del PP, José Ciscar, es uno de los grandes debates pendientes en las filas populares. Empotrado entre la figura de César Sánchez en la Diputación y el nuevo liderazgo de Luis Barcala en el Ayuntamiento de Alicante, el papel de Císcar se ha diluído dentro de esa «tricefalia» que ahora tiene el PP a la vez que se alimentan todo tipo de hipótesis sobre el camino que tomará un dirigente que, desde que llegó a las filas populares en 1999 procedente de un partido local que pedía la independencia del núcleo de Moraira de Teulada, siempre se ha movido con gran habilidad para colocarse en el momento y lugar adecuado.

Ese rumbo que decida tomar Ciscar para 2019 está condicionado, en cualquier caso, por dos circunstancias. Primero. El pacto político al que llegó en su momento con César Sánchez cuando Ciudadanos se decantó por el alcalde de Calp para facilitar al PP la presidencia de la Diputación. Un acuerdo que, posteriormente, se renovó en Madrid con la entrada de Sánchez en la dirección nacional del PP. Como después también en el congreso del partido celebrado en Torrevieja, cuando el titular de la Diputación avaló con su firma el liderazgo de José Císcar dentro de la organización sin presentar batalla a cambio del billete para, llegado el momento, optar a un segundo mandato en el Palacio Provincial, como ambos dirigentes han reconocido en público.

Y segundo. Císcar maniobraba con el control de los tiempos de la elección del candidato a la Alcaldía de Alicante para llegar a esa designación con un aspirante bajo control y sin demasiada fortaleza. Eso le permitiría desde la dirección provincial del PP -encargada de ordenar la candidatura y enviarla a Madrid para su ratificación- negociar directamente la lista municipal de la capital con el número uno sentado en la mesa pero con una capacidad de influencia limitada. Toda esa estrategia, sin embargo, se le fue al traste una vez que Luis Barcala se convirtió en el edil que dirige la tercera ciudad más importante de toda España bajo mando del PP. El nuevo alcalde ha pasado de poder quedarse, incluso, sin la candidatura en beneficio del subdelegado del Gobierno, José Miguel Saval, ya ese jarrón chino al que abandonan en un viejo desván, a tener línea directa con Génova y el Gobierno. Será el propio Barcala, en tanto que se la jugará en este año antes de las municipales de 2019 y en esos comicios, el que decidirá su lista sin interferencias y sin tutelas desde una posición de clara autonomía.

Así que Císcar se ha quedado en medio de ese eje político entre la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante que ya ha empezado a mover fichas -sólo hay que cruzar agendas de los últimos días- y al que el PP se ha encomendado para intentar remar hasta los comicios con alguna opción de disputar la partida del Consell. De momento, al presidente provincial del PP, a unos meses aún del momento en el que se decidirán las candidaturas, no le queda otra que ganar tiempo. Se va a dedicar por ahora a intentar visibilizarse tomando las riendas de la precampaña del PP en todas las comarcas, ya articulada con presentaciones de candidatos como ocurrió en Elche, Xàbia, Dénia, Aspe y también, en breve, en Elda. Eso le dará a Císcar una cierta presencia provincial aunque es una maniobra que no está exenta de dificultades. Especialmente, por la guerra que los populares arrastran en la Vega Baja, uno de sus graneros de votos y en la que todo podría estallar en el momento que se ejecute el relevo como candidato municipal para 2019 de Emilio Bascuñana, alcalde de Orihuela.

Aunque el presidente del PP afirma que está centrado en fortalecer el partido, en la cúpula popular se da por seguro que Císcar estará, de nuevo, en la lista a las Cortes por si, llegado el momento, Isabel Bonig tiene alguna opción de formar gobierno, una alternativa con un discurso duro y radical que ya genera desconfianza en el PP. Y también para colocarse en la batalla interna si llega una derrota que se lleve por delante a Bonig. Pero, además, el movimiento de Císcar, como en 2015, podría pasar por compaginar la candidatura a las Cortes con su regreso a Teulada, su pueblo, para tener abierta la vía de la Diputación. No sería, de producirse, un movimiento de segunda fila. En Alicante, donde Císcar se acomodó en 2015, quieren poner toda la carne en el asador y no les gustaría esta vez cargar con «cuneros». Así que Císcar se tendría que presentar en la Marina Alta, partido judicial por el que ya es diputado César Sánchez. Y una comarca en la que hoy, ojo, el PP sólo tiene un escaño. Atentos al camino que toma Císcar.

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