A casi un año de las elecciones autonómicas y con una lucha encarnizada entre los dos bloques que se disputarán el Consell, la sesión de control en las Cortes al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el debate de leyes marcaron los límites del terreno de juego en el que se dirimirá la gran batalla que se avecina de cara a los comicios de 2019. El Gobierno del Botànic, compartido por los socialistas y Compromís, trató de sacar cabeza con su política social, sin duda la gran baza con la que pretende llegar a la cita electoral en condiciones de optar a un segundo mandato. La líder del PP, Isabel Bonig, volvió a centrarse en agitar el confllicto del valenciano -casi su único mensaje hasta ahora- pero, en esta ocasión, se enredó de tal manera que cayó en sus propias redes: el modelo educativo que rechaza es calcado al que su propio partido propone en Cataluña. Y, finalmente, el líder de Podemos, Antonio Estañ, continúa decidido a tratar de desmarcarse al máximo de sus socios del Botànic -ayer lo hizo durante el debate de la Ley del Audiovisual- para intentar sobrevivir en 2019, ahora que las encuestas le colocan a la baja para esos comicios.

Este nuevo avance en política social se produjo durante el «cara a cara» entre Puig y el síndic de Compromís, Fran Ferri, que fue el encargado de poner el asunto sobre la mesa. «Queremos una sociedad justa y solidaria, y en la que nadie se quede al margen», indicó Puig sobre una nueva exención farmacéutica de la que, según detalló, se habrían beneficiado ya más de 24.000 personas de esta medida para la que se han consignado 10 millones en los presupuestos. De forma global, la gratuidad de los medicamentos ya llega a más de 230.000 personas. La prioridad del Consell, subrayó Ferri, es mejorar la vida de las personas «con nombres y apellidos» y lamentó que la derecha «solo aporte desprecio y ataques a las medidas que toma el Ejecutivo valenciano».

Isabel Bonig optó por continuar con su monotema: atacar al conseller de Educación, Vicent Marzà, y agitar el conflicto del valenciano. Le recordó a Ximo Puig la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad que anula el decreto de plurilingüismo del Consell, ya derogado. Bonig denunció que ese decreto elimina la opción del castellano y vulnera la Constitución. «Es usted el responsable de un sistema educativo, que mantiene el adoctrinamiento y el sectarismo», lanzó. El jefe del Consell acusó a Bonig de estar de «los nervios», algo que «se debe combatir con valeriana y no atacando a los profesores, que son el activo más importante de este país». Lamentó la falta de lealtad del PP tras forzar al Gobierno a convocar la comisión bilateral por la nueva ley de plurilingüismo cuando, según Puig, el Ministerio de Educación «sabe perfectamente que vamos por el camino correcto». De hecho, el presidente de la Generalitat puso a Bonig en un aprieto al desvelar que el modelo que el PP rechaza en la Comunidad -un mínimo de 25% en castellano y el mismo porcentaje en valenciano- es el que, a su vez, los populares proponen en Cataluña para zanjar el conflicto. «¿Cómo es posible que lo que es bueno para el PP catalán no sea bueno para el de aquí?», se preguntó Ximo Puig. Una sesión parlamentaria en la que Podemos ha vuelto a mostrar distancia con sus socios del Botànic. No en vano, los morados se están jugando su futuro electoral para 2019. Llegaron a parar durante 25 minutos la sesión hasta que se aceptaron todas sus propuestas en la aprobación de la Ley del Audiovisual con la amenaza de vetar la nueva norma. Una muestra del camino de tensión que toma ya esta legislatura.