El Comité Nacional del PSPV-PSOE que se celebró ayer en València sirvió como reflexión del camino andado desde 2015. Una cita que reunió a más de 250 delegados del partido en la C. Valenciana y donde el President de la Generalitat y secretario general de los socialistas, Ximo Puig, hizo una defensa interna del Govern del Botànic a puerta cerrada e instó a mantenerlo. Así, apeló a seguir entendiéndose con las fuerzas de la izquierda, en concreto, con Compromís y Podemos, sus socios de gobierno, y evitar más conflictos. Puig insistió en que el PSPV tiene que ser un partido «abierto» porque cuando mejor les va a los socialistas es «cuando más abiertos somos».

Tras las últimas tensiones en el tripartito por la investigación judicial a PSPV y el Bloc (partido mayoritario de Compromís) por supuesta financiación ilegal en 2007, Puig templó gaitas tras haber rendido cuentas con el informe interno que solicitó Podemos para dar explicaciones. Sin profundizar, Puig dio por zanjadas las sospechas en la contabilidad del partido que reconoció el viernes dos facturas «incorrectas» en Benidorm y constató la vinculación con Crespo Gomar SL, foco de las pesquisas judiciales.

«Ni hay trama, ni hay financiación ilegal, ni nadie que se haya aprovechado de los bienes públicos», sentenció Puig, y aludió al auto judicial que decidió archivar la causa. «Somos un partido honrado que no tiene nada que esconder, con conciencia y valores» aseveró el presidente, quien cree que el PSPV «ha dado la cara».

Otra alarma saltó esta semana a costa de la Renta Valenciana de Inclusión, que enfrentó a la vicepresidenta Mónica Oltra con el PSPV por ofrecer las sedes del partido como puntos de información. Puig, que no hizo referencia explícita a este frente, puso la ley como ejemplo del trabajo conjunto del Botànic. La gestión pública del Hospital de la Ribera o la derogación del copago farmacéutico fueron otros de los estandartes que Puig mostró. «Nuestro proyecto va más allá de las fronteras del partido», señaló Puig, aunque de cara a 2019 buscará ser «el primer partido valenciano».

«Fue una decisión dolorosa», aseguró Puig, respecto a la pérdida de la alcaldía de Alicante en favor del popular Luis Barcala, que fue investido con menos apoyos que el PSOE. Para Puig, «no tiene legitimidad democrática» pese a que son «las reglas del juego».