Una potente y sentida defensa de recurso presentado contra la condena a 13 años de prisión del número dos de la red Gürtel, Pablo Crespo, realizó ayer en el salón de plenos del Tribunal Supremo su hija Margarita, quien representa a su padre en éste y otros procesos de la trama junto al letrado Miguel Durán.

Crespo definió las grabaciones del exedil madrileño que dieron origen al caso como una «insoportable violación del derecho a la intimidad» y, por lo tanto, inhabilitadas como prueba de cargo, lo que rebatió el fiscal. Y agregó que lo que hizo José Luis Peñas con estas escuchas fue «plantar cicuta, puro veneno, y de ahí se ha construido toda la causa porque sin el respaldo de esas conversaciones probablemente la denuncia no se hubiera tenido en cuenta», lo que también echó por tierra la acusación pública.

La abogada, que estaba estudiando Derecho cuando su padre fue detenido tras el estallido el caso Gürtel, recordó al tribunal con voz firme que «en un Estado de Derecho no se puede prescindir de las reglas» y que «la Justicia obtenida a cualquier precio no es Justicia». Por ello pidió a los magistrados que «sean capaces de abstraerse de la presión mediática y actúen como dique de contención frente a tantos abusos después de nueve años navegando a la deriva», de los que su padre lleva cuatro en prisión.

El abogado de Álvaro Pérez, por su parte, recordó que las únicas funciones que tenía su cliente en el grupo Correa eran las creativas mientras la defensa del exgerente de VisitElche, Isaac Vidal, insistió en que el técnico «ni prevaricó ni malversó», sólo se comportó «como un funcionario en actos que nada tenían que ver con la red de Correa. Su papel fue instrumental y periférico», matizó.