Un hotel de lujo es lo más parecido a una isla en el océano. Uno puede olvidar incluso la ciudad que pisa. Podría ser València o Bruselas. Esa sensación daba ayer el encuentro del Partido Popular Europeo, celebrado en la capital valenciana. No parecía ni que fueran fallas para el centenar de europarlamentarios, que mantuvieron horarios y hábitos belgas (el lunch, a las 12.30 y frugal). Hoy lo sabrán, se supone, cuando tienen cita en la mascletà.

Ya sabrán algo de la Comunitat Valenciana. De los problemas (financiación autonómica, corredor mediterráneo, corrupción) conocerán poco, porque ayer no hubo mención alguna sobre ellos.

Y eso que no se habló solo de agenda europea: el conflicto catalán estuvo presente en casi todos los discursos de los líderes populares y la igualdad (era 8 de marzo) en muchos.

Es cierto que se trata de una reunión de trabajo del grupo popular europeo (varios debates fueron cerrados), pero no deja de ser un hecho que el presidente del Gobierno, protagonista estelar de la jornada, pasó de largo sin tocar las cuestiones centrales de la política valenciana.

Mariano rajoy sí mencionó a la Comunidad Valenciana, pero en los términos del protocolo habitual. València, ensalzó, «una ciudad mediterránea con clara vocación europea y abierta al mundo, firmemente comprometida con la innovación [argumento del encuentro]». «Seguro que Esteban González Pons [exconseller y portavoz del grupo popular en la Eurocámara] no ha tenido nada que ver», bromeó. Y hasta aquí, la cuestión valenciana.

Lo demás, populismo, Cataluña, igualdad, inmigración y las elecciones europeas de 2019. Fueron los grandes ejes de las alocuciones de los principales mandatarios.

Para Rajoy, populismo y conflicto catalán van en el mismo paquete. «El nacionalismo excluyente», dijo, es «la versión del populismo que aquí conocemos bien». El presidente del Gobierno agradeció el apoyo de todos los países europeos ante «el embate del secesionismo» y se llevó de València nuevas muestras de respaldo: «Somos un equipo. Podéis contar con nosotros ante el problema catalán. La Constitución la han de respetar todos», dijo el presidente del PPE, el alemán Manfred Weber. Más taxativo aún se expresó el italiano Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo: «No hay muchas pequeñas patrias, hay una que para vosotros se llama España».

El mejor amigo de Silvio Berlusconi en las últimas elecciones italianas regaló los oídos al dignatario español por el crecimiento económico en los últimos años. «Me gusta Mariano. No habla muchísimo, pero hace muchísimo».

Tajani es el que conoce más de cerca el avance del populismo. Acaba de ver cómo el Movimiento 5 Estrellas ha ganado en Italia. No obstante, él prefiere destacar que la derecha en conjunto ha cosechado más votos.

Menos confiado y más reflexivo sobre el futuro próximo se mostró Weber al alertar de «un bloqueo» en las instituciones europeas si populismo y radicalismo siguen progresando, como se está viendo en diversos países. Hay un riesgo real de que no se pueda organizar una mayoría absoluta para designar al próximo presidente y la futura Comisión. Las elecciones de 2019 serán claves para la estabilidad del proyecto.

Para Rajoy, los populismos son «los viejos adversarios con nuevos ropajes» y con los mismos resultados: «Pobreza, división e inestabilidad».

La vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, centró más tarde su intervención en la lucha «con valentía» contra los movimientos antieuropeístas y contra las fake news, con el procés como ejemplo de este fenómeno.

Desde la distancia, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, lamentó que Rajoy no se reuniera ayer con los representantes de la Generalitat y viniera a «hacer turismo partidista». Rajoy no ha pasado por el Palau esta legislatura.