El directivo de la trama Gürtel en València, Álvaro Pérez -conocido como el Bigotes, aunque ayer amaneció barbilampiño-, encendió el ventilador durante su comparecencia en la comisión del Congreso de los Diputados que investiga la presunta financiación ilegal del PP. Condenado a doce años y medio de cárcel por amañar los stands de la Generalitat para Fitur, Pérez Alonso está a la espera de que el Supremo resuelva su recurso sobre esta primera condena; y de que la Audiencia Nacional decida su implicación en la Época I de la trama Gürtel en Madrid. Estos días también calienta banquillo de acusados en el juicio por la financiación irregular del PP valenciano en las campañas de 2007 y 2008. Y aún le quedan otros dos juicios más que celebrar (el del amaño de las pantallas en la visita del Papa y la pieza de contratos pequeños con varias consellerias de la Generalitat).

El Bigotes se envolvió en su manta, en lugar de tirar de ella, para acusar y dejar a la intemperie a políticos, excolaboradores y empresarios. «Yo no he corrompido a nadie. Ya eran corruptos», aseguró cuando se le interrogaba sobre los pagos en B de la campaña electoral del PP. Pérez lamentó que se le cite a él, que no aparece en los «papeles de Bárcenas», mientras al empresario Ignacio López del Hierro, marido de Cospedal, y Ángel Piñeiro, un amigo de la infancia de Mariano Rajoy «ni siquiera se les ha citado a declarar». Y añadió: «Figuran como atizantes (donantes), iban a soltar el mondongo. Y no les he visto en ningún juicio, no dicen ni pío. A lo mejor es que tienen algún privilegio. Me gustaría que vinieran mañana aquí como yo». También insinuó que tirará de la manta en uno de los juicios pendientes, el de la visita del Papa, «para el que estoy acabando de perfilar el Tercer Testamento».

La presencia de los diputados valencianos Artemi Rallo (PSOE), Toni Cantó (Cs) y Txema Guijarro (Podemos) hizo que el exdirectivo de Orange Market fuera interrogado por antiguos protagonistas de la política valenciana. «Cotino solo tiene amistades en los altares»; «Milagrosa Martínez ha sido una víctima dramática»; «todos éramos víctimas de Ana Michavila, que mandaba mucho y me tenía entre ceja y ceja»; «a Adela Pedrosa le hicimos la campaña electoral en Elda, tuvimos actos con Castedo en Alicante y Pablo Crespo ha declarado que un empresario pagó la campaña de Alberto Fabra en Castellón».

A pesar de su éxito empresarial, todos estos contratos eran migajas para el Bigotes. «Yo no me he llevado nada de nada. En València se lo llevaba Engloba. Si Orange Market logró siete concursos en siete años, Engloba conseguía 120 concursos».