El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, convirtió ayer un acto del PP con autónomos y pymes celebrado en Elche en un discurso con vistas a los comicios de 2019 en el que marcó la línea de la batalla electoral de los populares. En un Palacio de Congresos ilicitano lleno hasta la bandera, y en presencia de los principales cargos de la cúpula nacional del partido y los máximos líderes autonómicos y provinciales, Rajoy marcó en forma de mensaje verbal el resumen de lo que serán las claves de la guerra electoral de su partido para recuperar las principales instituciones y ayuntamientos de la Comunidad Valenciana.

Rajoy, presidente nacional del PP, agitó la guerra lingüística ante un público, en su mayoría, procedente de los sectores de la mediana y pequeña empresa para los que también hizo anuncios. Avanzó que su gobierno trabaja por un plan para la transformación digital del país que pretende «promover la digitalización y reformar el sistema educativo con las nuevas tendencias digitales». «No se pueden hacer debates sobre las lenguas en vez de digitalizar la educación», sostuvo en referencia a la política educativa del conseller de Educación, Vicent Marzà. En este sentido, anunció también que se ha aprobado un plan nacional para formación de trabajadores en competencias digitales, así como otro programa para apoyar la transformación digital de empresas. También dijo que el Gobierno regulará la fiscalidad para los entornos digitales con el fin de que los impuestos se paguen en España. Todo un programa electoral ligado a la digitalización de las empresas a año y medio de las elecciones en pleno proceso de creación de un distrito digital en Alicante, una de las propuestas estrella del Consell para la provincia.

Bajo el mantra de que España crece -algo que repitió varias veces en contraposición a la «quiebra», dijo, con la que el PP cogió las riendas del país-, Mariano Rajoy presentó un futuro «cargado de esperanza con el PP», una imagen que también quisieron proyectar en sus respectivos discursos la Ministra de Empleo, Fátima Báñez, y la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig. Para ello, el presidente apeló al empleo, del que dijo que es la máxima prioridad de su gobierno, y a los «500.000 puestos que se crean al año». «Por eso los autónomos y pymes tienen el apoyo del PP», recalcó.

No faltaron de nuevo las alusiones al nuevo modelo de financiación autonómica que él mismo prometió, en vano, tener antes de que acabara 2017. La reforma del sistema, una de las principales reivindicaciones del gobierno del PSPV y Compromís en la Comunidad Valenciana, no podrá salir adelante sin los votos de los socialistas «porque el PP solo tiene 137 diputados». En este sentido, ofreció un acuerdo al PSOE, pero pidió a Puig y al secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, ponerse de acuerdo con los presidente autonómicos y «mojarse» por la financiación.

Inmediatamente, Rajoy sumó una segunda negociación: suscribir un pacto nacional sobre el agua. «A ver si son capaces de hacerlo», dijo, poniendo sobre la mesa la recuperación del debate hídrico, retomado con fuerza por el PP en un año preelectoral marcado por la sequía.

La visita de ayer de Mariano Rajoy a Elche, la tercera que el presidente del Gobierno hace a la Comunidad Valenciana en un mes y la segunda a Alicante en solo dos semanas, volvió a llenarse de mensajes cargados de autobombo para recordar la lluvia de millones que anunció en el Aeropuerto de Alicante-Elche el pasado día dos de febrero y destinados a infraestructuras para la provincia. El líder de los populares recordó sus recientes visitas a Castellón y a Alicante y dejó claro que se le va a ver más por la Comunidad Valenciana, uno de los feudos del PP que los populares perdieron fruto del acuerdo progresista del Botànic. Aprovechando el capítulo de las infraestructuras, Mariano Rajoy se comprometió a acabar el Corredor Mediterráneo y recordó que el ministro de Fomento ha venido a la Comunidad Valenciana 18 veces desde que asumió el cargo.

El aviso anunciando más visitas a la Comunidad evidencia la amenaza que supone para los populares la suma de los votos de la izquierda para lograr gobiernos de mestizaje y la subida de Cs en las encuestas, crecido tras los resultados del partido en Cataluña.

Digitalización en empresas y colegios, internet en todos los pueblos, más empleo, vuelta al «agua para todos» y una España que crece con nuevos empleos liderados por autónomos y pymes. Es la imagen de un país próspero que Rajoy quiso pintar ante un auditorio abarrotado, pasando de largo de Cataluña y de la corrupción. A los catalanes solo los citó para recordar que se han destinado 60.000 millones de euros al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y 40.000 a la Comunidad Valenciana «para salvar el tejido empresarial y pagar a proveedores». Un grupo de representantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y miembros de la plataforma No+Precariedad tuvo el papel de recordar a las puertas del Centro de Congresos con altavoces, sartenes, pitos y pancartas los casos de corrupción que salpican al partido.