El máximo responsable del PP en Alicante, José Císcar, intenta poner orden en la bicefalia del partido en la provincia -la cabeza visible de la Diputación, César Sánchez, no coincide con la del líder del partido- una vez que se empiezan a generar complicaciones que ya son públicas y notorias. Císcar citó el miércoles en la sede del PP al responsable de la Diputación en una reunión cuyo contenido dijo ayer como explicación oficial que era de carácter privado, aunque los populares colgaron un tuit con los dos mandatarios durante la cita con un mensaje de que, juntos, trabajaban por la provincia. Toda una declaración de intenciones para ofrecer la imagen, al menos de cara al exterior, de que la bicefalia del PP funciona pese a que a año y medio de elecciones empiezan a surgir ciertas diferencias.

Oficialmente, Císcar y Sánchez se reunieron para tratar «asuntos importantes de la provincia». Así lo indicó ayer el presidente de los populares alicantinos, que entró en más. La opacidad con el que ambos mandatarios trataron el contenido de la cita -César Sánchez ni siquiera contestó a las preguntas de este diario sobre la reunión- se produjo en una semana clave para la Diputación. La institución provincial viene de pasar una de sus mayores crisis del mandato con las polémicas «ayudas a dedo»; con las idas y venidas sobre la fallida reprobación en la institución provincial del expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, mentor de César Sánchez, después de su segunda imputación por el supuesto fraude de la Fórmula 1; y tras conocerse que un juez ha abierto diligencias a petición de Anticorrupción después de una denuncia de Compromís por un presunto delito contra la Administración Pública por los contratos fraccionados de Fitur en los años 2007 y 2008.

La bicefalia ha entrado en un momento delicado. El acercamiento de César Sánchez al Consell y a su máxima autoridad institucional, Ximo Puig, no ha terminado de gustar a la cúpula del partido, que prefiere una estrategia más contundente y de tensión ante el gobierno progresista de Puig y Mónica Oltra. También ha habido vaivenes ante el posicionamiento del PP autonómico y provincial y el de la Diputación ante la moción de Compromís para pedir la reprobación de Camps y apartarle de las instituciones públicas. La línea de la abstención que marca el partido se quedó fuera de juego en el último pleno y los populares no incluyeron el punto en el orden del día, sabiendo que Compromís llevará de nuevo la moción a la próxima sesión plenaria. A última hora, el grupo popular decidió dejar fuera del orden del día el debate sobre el expresidente de la Generalitat y su responsabilidad política después de sumar otra investigación y de ser el político al que apuntan los principales acusados del juicio por la financiación irregular del PP de la Comunidad. Císcar ya ha dado orden de abstenerse en el próximo pleno con lo que se facilita la censura de la figura del expresidente del Consell.

A ello hay que sumar la amenaza de Cs. Los populares se encuentran de frente con una formación que está ganando fuerza tras el éxito en los últimos comicios catalanes. El partido tiene que marcarse una estrategia ante el auge de Cs y su visibilidad en las encuestas. Y las elecciones municipales y autonómicas son dentro de año y medio. Es la recta final del mandato y hay que poner en orden la línea estratégica del partido, unificar políticas y calcular muy bien en papel de la Diputación de Alicante, principal bastión del PP en la provincia y donde César Sáchez entró de rebote al vetar Cs a José Císcar. Los populares, de hecho, ya se pusieron ayer oficialmente en campaña. La Junta Directiva del PP, máximo órgano entre congresos, nombró al comité que está encargado de elegir las candidaturas electorales de su competencia: municipios de menos de 20.000 habitantes, que se podrían ir ya nombrando; y la propuesta a Génova de la candidatura, incluido el cabeza de lista, de la ciudad de Alicante, para lo que no hay fecha todavía.